Riesgo e incertidumbre
He encontrado dos (¿cuatro?) definiciones contradictorias de _riesgo _e incertidumbre. La primera está implícita en una frase del artículo The ratings game de Martin Mayer y dice, según mi traducción, así:
Knight realizó una distinción categórica entre el riesgo, que puede ser medido, y la incertidumbre, que no puede serlo.
Mayer recoge así la distinción que realizó Frank Knight en su tesis doctoral hace ya casi un siglo. En términos algo más precisos, lo que según Knight distingue la incertidumbre del riesgo es que del segundo se conoce, cuando menos, la distribución de probabilidad asociada al fenómeno. Uno se enfrentaría así a un riesgo cuando no sabe a ciencia cierta qué puede ocurrir pero sabe atribuir una probabilidad a cada uno de los posibles resultados.
La definición plantea dos problemas importantes:
- Es un tanto voluntarista: es cierto que los ratones sufrirían menos estrés si el gato llevase un cascabel; el problema es que no tienen forma de colgárselo. El término riesgo quedaría confinado a unos cuantos juegos de azar pero resultaría totalmente inadecuado en contextos más complejos: nunca, por ejemplo, en macroeconomía.
- Se aleja de lo que entendemos comúmmente los hablantes por riesgo. Si aceptamos el citerio del DRAE (¿soy yo el único que lo cita para no criticarlo ni sacarle las vergüenzas?), riesgo es contingencia o proximidad de un daño; y contingencia, la posibilidad de que algo suceda o no suceda. Por otro lado, incertidumbre es lo contrario de certeza, que es el conocimiento seguro y claro de algo. No es necesario conocer de antemano la distribución de probabilidad exacta de que te roben el portátil para que uno considere un riesgo dejarlo sin candado.
En el muy recomendable libro The flaw of averages —y sobre el que volveré próximamente— los términos aparecen mucho más y mejor deslindados: incierto sigue siendo aquello sobre lo que no tenemos un conocimiento claro y seguro. Se trata de un concepto objetivo: nadie sabe realmente si mañana lloverá o quién será el próximo alcalde de Ulán Bator.
A diferencia de la incertidumbre, que es objetiva, el riesgo es subjetivo. Para mí, quién acabe siendo alcalde de Ulán Bator me da, sinceramente, lo mismo. En nada me afecta lo que suceda en dicho municipio. Pero el que llueva mañana me preocupa mucho más: corro el riesgo de mojarme por la calle. Puedo plantearme salir de casa con paraguas por si acaso. Pero si yo fuese agricultor y mis cosechas dependiesen de si lloviese o dejase de hacerlo, aunque seguiría enfrentándome a la misma incertidumbre, mi posicionamiento con respecto a dicho fenómeno incierto, mi riesgo sería el contrario: que no lloviese.
El que pueda o no modelarse probabilísticamente es un problema enteramente distinto. Además, parafraseando a Box, hay que tener en cuenta que:
Todos los modelos probabilísticos son falsos, aunque algunos son útiles.