Las proyecciones de la población de España a corto plazo del INE no valen para un carajo
Las proyecciones de la población de España a corto plazo del INE no valen para un puto carajo. Tal vez sí para conseguir unos cuantos titulares en prensa como este, este o este otro.
Pero no para lo que se supone que sirve. Además, por construcción. En el documento que explica qué son y para qué sirven dichas proyecciones se lee (con mi subrayado)
La Proyección de Población de España a Corto Plazo elaborada por el INE constituye una simulación estadística del tamaño y estructura demográfica de la población que residiría en España […] en caso de mantenerse las tendencias y los comportamientos demográficos actualmente observados.
En la tabla que reproduzco a continuación muestro, de hecho, las proyecciones que realizó el INE desde que comenzó la serie en 2008 (filas) de cuál sería la población española en una serie de años (columnas):
2018 | 2019 | 2020 | 2021 | |
---|---|---|---|---|
2008 | 49 | - | - | |
2009 | 46.8 | 46.9 | - | - |
2010 | 47 | 47.1 | 47.2 | - |
2011 | 45.8 | 45.7 | 45.6 | 45.5 |
Faltan más años de solape: así, en 2008 se predijo que la población española en 2010 sería de 46.256.319, pero la cifra a toro pasado es de 45.989.016. Si estos números, una desviación de más de un cuarto de millón de personas, son indicio de la variación que pueden sufrir las cifras a corto, ¿qué valor podemos dar a las de a largo?
Yo suelo llevar conmigo, en el maletín, una gorra con la que atizar a quienes me dicen cosas del tipo “en 2015 habrá/se venderán X unidades de Y” sin cualificar, sin una medida de la varianza, sin una estimación de los rangos de probabilidad, sin un disclaimer del tipo “y en 2005 dije que en 2011 habría Z y metí la pata en este tanto por ciento”.
El INE haría un gran servicio a la sociedad y a la ciencia, la estadística, de la que es (o debería ser) uno de los principales valedores en España no sucumbiendo a la presión de periodistas anuméricos ávidos de una cifra que quepa en un titular impactante y explicite las incertidumbres inherentes al lábil quehacer de predecir (en condiciones).
Desde aquí, por si me leen, les sugiero el siguiente paliativo de mínimos: en lugar de realizar una única predicción, crear tres escenarios: uno, el que consideren más plausible; otro, el optimista; finalmente, el pesimista.
En el año 2011, me atrevo a opinar que el más plausible sería uno a medio camino entre el actual (el de las tendencias actuales a las que se refiere el INE) y otro en el que las circunstancias económicas sean más halagüeñas (¿o va a durar la actual crisis para siempre?). Las tendencias del 2011 podrían valer para el escenario negativo y las que corrían por el 2007 para las del positivo.
Y que los periodistas se busquen la vida para resumir eso en sus artículos.
¡Joder!