La fábula del tendero, la báscula y la caneca (y su desasosegadora moraleja)

Érase una vez un tendero tan con los sesos hechos agua de la desordenada lectura de divulgación científica soviética que, émulo de su autor favorito, decidió diseñar su propio experimento de física recreativa.

Así, armado de su nueva y flamante báscula, decidió comprobar si un litro de agua pesaba más de medio kilo. Y, efectivamente, el resultado de su experimento fue el esperado.

Animado por el éxito, se aventuró a realizar otro: comprobar si dos litros de agua pesaban, de nuevo, más de medio kilo. Habrá quien piense que se trata de un experimento ocioso (habida cuenta del resultado del primero). No obstante, el tendero realizó el experimento y, oh sorpresa, ¡resultó que dos litros de agua pesaban menos de medio kilo!

No es necesario abundar, so pena de insultar a la inteligencia de mis lectores, en el papel que en esta historia desempeñó la caneca. Me limitaré a invitarlos a consultar el significado del vocablo y adviertan su origen portugués y no precolombino, como erróneamente he visto sostener a más de un desavisado.

La moraleja tampoco exige mucho raciocinio… excepto cuando uno desenvuelve el mutatis muntandis y lee con desasosegador provecho lo que aquí se cuenta.