Nuestro mandato: ordenar y simplificar
Todo el mundo entiende que los médicos, sólo por serlo, están sujetos a un mandato específico: luchar contra la enfermedad. Puede que otros gremios (como los maestros o los jueces) tengan otros tan escuetos como significativos.
Yo, durante un tiempo, me pregunté cuál sería el de los matemáticos, los estadísticos, los que nos dedicamos al análisis de datos. Y creí dar con una fórmula que hice mía: ordenar y simplificar la información.
Cada vez hay más información en el mundo. Y sigue existiendo la tentación de tergiversarla por vaya uno a saber qué subterráneos intereses. No obstante, pese a las dificultades y los cantos de sirena, deberíamos asumir el reto de siempre, siempre, siempre, simplificar; siempre, siempre, siempre, ordenar.
Es tarea agotadora (y muy poco gratificante) cuando uno pasa ocho horas diarias sumergido en un espasmódico flujo de palabras no informativas y datos a la virulé. Lo confieso. Por eso uno se siente, cuando menos, ética e intelectualmente refrendado cuando oye a Andrew Gelman afirmar que:
Siempre acabo diciéndole a la gente: simple, simple, simple. Cuando me muestran un coeficiente de regresión, pregunto por la media. Si me dan la media, pido una gráfica de los datos. Cuando me dan una gráfica de los datos, solicito que me describan cuidadosamente los valores correspondientes a un determinado punto.