Gráficos (I): introducción
De no mediar contratiempos, a lo largo de los próximos cinco o seis martes iré subiendo a mi bitácora una serie de entradas sobre una (sub)disciplina en alza. Se la conoce por diversos nombres de desigual empaque —infografía, information design, etc.— pero las ubicaré bajo un epígrafe algo más humilde: gráficos.
Comenzaré citando a Andrew Gelman. En una reciente entrevista (que no tiene desperdicio), éste respondía categóricamente:
Sí, la representación gráfica de unos datos siempre es una estadística.
La estadística, en sentido lato, busca representaciones sucintas —¿no causan cierto escándalo los modelos con decenas de parámetros?— de los datos. Un gráfico —aunque no cualquier gráfico, quede claro— es una representación sucinta de datos. De hecho, uno de los usos más tempranos, citados y eficaces de la estadística, fue el que hizo Florence Nightingale sobre la mortalidad en la Guerra de Crimea. Y no utiliza ningún modelo, ningún parámetro, ningún p-valor, ningún intervalo de confianza: se resume en una serie de gráficos contundentes.
Pero la técnica, que también es arte y ciencia, de representar datos gráficamente de manera eficaz, es algo que el sistema educativo asume en el estudiante —tal vez como se asume la valentía en el soldado— y no lo cultiva adecuadamente. Fuera de la universidad, diríase que no hay vida más allá de los menúes de Excel.
Mi preocupación por estos asuntos fue creciendo cuando, en una época en que solía hojear Expansión con cierta regularidad, comprobé con escándalo que no había un solo gráfico en dicho diario que no adoleciese de graves defectos. ¡Ni uno encontré! Y pude constatar más adelante que el vicio no se circunscribía a esas páginas color salmón: era una pandemia que se extendía a la casi totalidad de la prensa nacional, a los informes de diversas instituciones, a la documentación de los proyectos, a las infumables presentaciones en PPT; que había, en definitiva, contaminado la médula de nuestras superestructuras informacionales.
Desde estas páginas siempre he tratado de hacer fuerza contra esa corriente, afeando los malos usos y proponiendo y divulgando las buenas prácticas.
En la serie de artículos que aquí anuncio voy a ir sacando a la luz una serie de ideas, reflexiones, enlaces, y documentos de los que he ido haciendo acopio durante los últimos meses y que flaca labor social realizan enclaustrados en mi gaveta. Todo este contenido lo tengo vagamente agrupado en varios epígrafes —herramientas, teoría, tutoriales, bitácoras y mapas— en antiacadémica jerarquía. Y sobre ellos, como anuncio más arriba, publicaré los martes venideros.