Contrafactualidad radial

Leí estas navidades un libro sumamente recomendable, España, capital París, de Germà Bel. Su tesis ha vuelto a ser glosada recientemente por César Molinas dentro de una serie de artículos, igualmente recomendables, en El País.

La tesis explícita de este libro es simple y documentalmente incuestionable: que la red de infraestructuras españolas fue diseñada al servicio de una visión esencialmente administrativa de España, con Madrid en su centro, y al margen de las necesidades de la economía. Como consecuencia, las regiones económicamente más dinámicas quedaron relegadas, se crearon graves ineficiencias y se incurríó en severos costes de oportunidad. Todo por servir al funcionariado, a una cierta visión de la realidad nacional y al que tan acertadamente retrata Molinas como capitalismo de palco del Bernabéu.

Es cierto que en España se ha dilapidado el dinero. Y que segirá haciéndose si no se reacciona pronto. Pongo un ejemplo: ¿sabían mis lectores que formó parte del Plan de Infraestructuras la construcción de una línea de AVE entre Calatayud y Soria? Son 80 kms entre dos ciudades de 80000 y 30000 habitantes. En contraposición, la línea de alta velocidad High Speed 2 entre Londres y Birmingham —dos ciudades que tienen, exactamente 100 veces más población que Calatayud y Soria respectivamnete y que están separadas por 160 kms— ha sido fuertemente cuestionada en el Reino Unido. Sobre la que parece un chiste, apenas nadie dijo mú. Formaba parte de aquel plan tan inspirador del gobierno de Aznar consistente en situar toda capital de provincia a menos de cuatro horas de Madrid por AVE. Incluso Soria. Podemos congratularnos de que, finalmente, el proyecto, en un impagable ejercicio de sentido común, fuese cancelado en 2010 (aunque no sin protestas de los vecinos de la Dolores).

Existe otra tesis no tan explícita y sutil que no sé si se cuela en el libro voluntaria o involuntariamente. En los agradecmientos, Bel afirma que sus editores son responsables de que este proyecto no haya esperado a 2012, como era mi intención inicial. ¿Qué cosa tan irremediable no podía esperar un par de años? Pienso que esto. La UE está diseñando (y ayudando a financiar) un conjunto de grandes corredores de mercancías y en España hay tres que compiten por la financiación: los ejes mediterráneo (Algeciras-Valencia-Barcelona-Francia), central (Sur de España-Madrid-Zaragoza-Francia a través de un túnel bajo los Pirineos) y el atlántico, desde Portugal y la Meseta hasta Francia por Irún.

Como aragonés, me ha parecido leer entre líneas una oposición al proyecto de conexión directa entre Zaragoza y Francia a través de los Pirineos en detrimento de los cuellos de botella tradicionales, Port Bou e Irún. Proyecto que no sé si es conveniente o no. Ni cuál es realmente la intención de Bel. Pero bueno, que ha hecho saltar mis alarmas una vez que me he preguntado, como suelo, por el quién, el qué, el cuándo y el para qué.

Digo lo anterior sin dejar de hacer constar que estoy de acuerdo con el 95% de lo que se afirma en el libro. Pero también me gustaría hacerle las siguientes dos objeciones. La primera es que, olvidándonos de Felipe II, el siglo XIX y sus espadones, los culos que ornan en el palco del Bernabéu y otras consideraciones viejunas, ¿cuál es el destino nacional favorito de los españoles del siglo XXI? ¿Con qué lugar de la geografía nacional quieren los editorialistas de la prensa de provincias contar con buenos y rápidos accesos? ¿A dónde quieren AVE los gallegos, los vascos, los extremeños? Creo que si en lugar de desarrollar una red de ferrocarriles, por ejemplo, con criterios administrativos o económicos sino democráticos, el resultado sería incluso más radial que el de la actualidad.

Al fin y al cabo, ¿por qué existe un servicio AVE Madrid-Huesca (¡mal hecho!) y no uno Barcelona-Huesca si la distancia es similar y las líneas están construidas?

Y la segunda objeción ataca mucho más profundamente la línea argumental del libro. Imaginemos una empresa sin ningún tipo de servidumbre política o administrativa que tiene que construir una red nacional de comunicaciones. Busca la mera eficiencia económica. Cada kilómetro de red le cuesta un dinero. Y tiene que cubrir el territorio nacional entero garantizando una determinada capacidad así como dar acceso a nodos (en Andalucía, el Cantábrico, la frontera francesa) que son la salida de sus mercancías al exterior. ¿Optaría por un modelo de red radial en España? Según Bel, no. Pero según Jazztel, sí. En efecto, el mapa de de la red de esta empresa de telefonía es el siguiente:

¿Contrafactual?