¿Por qué me quejo del Banco de España?
Siempre que puedo, aprovecho para hablar bien del Banco de España. Trabajé en él seis meses, precisamente en algo que se llamaba algo así como el sistema informacional de la central de riesgos (bancarios). A quien no tiene prisa me gusta contarle lo que ahí hice con SAS y Oracle, uno de esos pocos trabajos que me han dejado completar a mi gusto.
Pero el otro día me tocó darle un buen tirón de orejas. Su último informe de estabilidad (¿inestabilidad?) financiera adolece de graves problemas conceptuales, de bulto. Por agregar (o promediar) la información de todas las entidades financieras españolas en un único balance incurre en un error que voy a ilustrar con un símil.
Un hospital decide evaluar la estabilidad sanguínea de sus pacientes. Les hace a todos un análisis de sangre y promedia los resultados. Y resulta que todos parecen estar estupendísimamente: la glucosa, los hematocritos, las plaquetas… todos los indicadores en el justo medio. Pero esos resultados tan optimistas esconden una realidad mucho más compleja y diversa: unos pacientes tienen la glucosa disparada mientras que otros presentan niveles patológicamente bajos, etc. Podrían morirse todos entre las excusas balbuceandtes del gobernador del hospital: pero si en promedio…
¡Con razón esperaban los mercados el informe de estabilidad financiera del FMI! Sin llamar nunca a ningún banco por su nombre (de ahí las continuas referencias al cuarto mayor banco, mejor conocido de todos como Bankia), establece cuatro grandes grupos de ellos:
- G1, los dos grandes bancos de proyección internacional, que suponen el 33% de los activos bancarios nacionales.
- G2, las siete antiguas cajas de ahorros que no han recibido apoyo del estado, con un 17% del activo.
- G3, las siete antiguas cajas de ahorros que sí que han recibido ayuda del estado, con el 22% del negocio.
- G4, el resto del sector bancario, los bancos pequeños y medianos, que suponen el 11% del mercado español.
Se enoja Hans Rosling cuando la gente piensa en África como si fuese un único país. Hasta el punto de que que existe una bitácora en El País que toma de esa idea su nombre. Y encuentro yo motivos para enojarme con el Banco de España cuando trata a la banca nacional como si fuese parmidenianeamente única, esférica, estática, indivisible, igual a sí misma. En la banca, como en todo, hay casas y casos y es una vergüenza que dependamos de los hombres de negro para comprenderlo.