El otro AIC
Para los estadísticos, las siglas AIC remiten a Akaike. A partir de ahora, tal vez menos. AIC es también el Actual individual consumption, o consumo individual real, un indicador que trata de medir
todos los bienes y servicios efectivamente consumidos por los hogares. A los adquiridos realmente por ellos agrega los que proveen el gobierno o las organizaciones sin ánimo de lucro (por ejemplo, educación o sanidad). Para comparaciones entre países es más útil que el consumo de los hogares tradicionales porque este último indicador depende de la manera en que determinados servicios son adquiridos en el mercado o provistos por otras instituciones.
Un ejemplo: en EE.UU. un análisis de sangre sería pagado por quien se lo realiza y, por lo tanto, entraría dentro del consumo de su hogar. En España, el coste lo asumiría el Estado por lo que figuraría como gasto de las administraciones públicas y no de los consumidores. Sin embargo, independientemente de cómo se financie, ese análisis de sangre debería repercutirse en su beneficiario último. Al menos, para poder realizar comparaciones razonables del nivel de bienestar.
¿Por qué lo traigo hoy a colación? Porque ha salido publicado un informe de Eurostat sobre el nivel de renta de los países europeos (que ha sido recogido por la prensa) y que se centra en el indicador PIB per cápita. La noticia del día ha sido que España ha pasado a estar por debajo de la media (99%) de la Unión Europea. Sin embargo, Eurostat acompaña el PIB per cápita del AIC per cápita y este último indicador muestra una situación aún menos feliz: nuestro consumo individual real está en el 94% de la media de la UE y 11 puntos porcentuales por debajo de la media de la zona euro.
Mis lectores más curiosos consultarán el documento de Eurostat, compararán las cifras del PIB per cápita con las del AIC per cápita y, estoy seguro, encontrarán lecturas que tal vez quieran compartir en los comentarios a esta entrada. ¡Las hay la mar de jugosas!