El primer análisis clínico, ¿en la Biblia?
Ben Goldacre es un médico inglés algo friqui. No se conforma con lo que le cuentan los vademécum al uso. Y mucho menos, los visitadores médicos, es decir, los representantes comerciales de las compañías farmacéuticas. Le gusta navegar por la literatura científica y ver qué se ha publicado sobre los diversos tratamientos. E incluso, lo que no ha llegado a publicarse (ya sabéis, el sesgo de publicación).
Publicó en 2008 un libro muy recomendable, Bad Science (traducido al español), gracias al cual he venido a enterarme de cuál pudiera haber sido el primer análisis clínico de la historia:
El rey ordenó a Aspenaz, jefe de sus eunucos, que seleccionara entre los israelitas de estirpe real o de familia noble, algunos jóvenes sin ningún defecto físico, de buena presencia, versados en toda clase de sabiduría, dotados de conocimiento, inteligentes y aptos para servir en el palacio del rey, a fin de que se los instruyera en la literatura y en la lengua de los caldeos. El rey les asignó para cada día una porción de sus propios manjares y del vino que él bebía. Ellos debían ser educados durante tres años, y al cabo de esos años se pondrían al servicio del rey. Entre ellos se encontraban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, que eran Judíos. Pero el jefe de los eunucos les puso otros nombres: a Daniel lo llamó Baltasar; a Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac, y a Azarías, Abed Negó.
Daniel estaba decidido a no contaminarse con los manjares del rey y con el vino que él bebía, y rogó al jefe de los eunucos que no lo obligara a contaminarse. Dios hizo que él se ganara el afecto y la simpatía del jefe de los eunucos. Pero este dijo a Daniel: «Yo temo a mi señor el rey, que les ha asignado la comida y la bebida; si él llega a ver el rostro de ustedes más demacrado que el de los jóvenes de su misma edad, ustedes harían peligrar mi cabeza delante del rey». Daniel dijo al guardia a quien el jefe de los eunucos había confiado el cuidado de Daniel, Ananías, Misael y Azarías: «Por favor, pon a prueba a tus servidores durante diez días; que nos den legumbres para comer y agua para beber; compara luego nuestros rostros con el de los jóvenes que comen los manjares del rey, y actúa con tus servidores conforme a lo que veas». El aceptó la propuesta, y los puso a prueba durante diez días. Al cabo de esos días, se vio que ellos tenían mejor semblante y estaban más rozagantes que todos los jóvenes que comían los manjares del rey. Desde entonces, el guardia les retiró los manjares y el vino que debían tomar, y les dio legumbres.
Daniel 1, 3-16
Y, bueno, tras el abrebocas, os recomiendo encarecidamente la lectura de Bad Science.