El estado y la educación, según Gabriel Tortella
Mi copia de El desarrollo de la España contemporánea, de Gabriel Tortella, ya amarillea. Igual hace 15 años que lo compré y lo leí.
Aparte de ese sustrato de conocimiento que se le puede quedar a uno prendido tras leer lo que lee, de este libro me han venido resonando con fuerza en la memoria unas cuantas líneas que se me quedaron grabadas desde fines del siglo pasado. Son estas:
La principal acción estatal para promover la igualdad regional es la inversión en capital humano, es decir, la educación, dedicando preferentemente a ellos los Fondos de Compensación Interterritorial, porque cada vez más, con el papel creciente que la técnica tiene en el desarrollo económico, es este tipo de capital el que iguala o diferencia las regiones. Por una parte, es un tipo de inversión que no se despilfarra. Incluso inversiones tan básicas como las realizadas en estructuras de transporte, canalizaciones, y otras formas de capital fijo corren el peligro de malgastarse en regiones que se despueblan, como ocurre con muchas líneas ferroviarias. No sucede lo mismo con el capital humano: aunque una zona se despueble, los emigrantes se lo llevan consigo y no se pierde. Por otra parte, aunque es cierto que el capital humano muere con los individuos, el enorme alargamiento de la esperanza de vida hace que esa inversión sea hoy tanto más productiva. Además, es bien sabido que los individuos educados transmiten su nivel educativo a sus hijos.