¿Qué ha hecho el CSIC por mí?
Reconozco que, al hablar del CSIC el otro día, tendí el trapo. Alguien entró a él en los comentarios y acabé escribiendo algo que vengo rumiando últimamente pero que me daba pereza poner en negro sobre blanco.
Lo reproduzco aquí (a petición de una atenta lectora) sin corregir ni los anacolutos:
Pues sí, dediqué más de 5 minutos, bastantes más, a navegar por las memorias del CSIC. Y me consta que en el CSIC se han publicado artículos, libros, etc. sobre diversos temas. ¡Solo faltaría que no lo hicieran!
Lo que no me consta es que la labor del CSIC sea útil para mí (o para muchos otros). No voy a aceptar gratuitamente ese punto de partida. Tiene que ser demostrado. Puede que algunos piensen que la ciencia es un fin en sí mismo y esos estarán, imagino, muy satisfechos con que alguien haya escrito algo en algún sitio sobre cierto tipo de partículas subatómicas. Pero a mí las partículas subatómicas me la traen al pairo.
Sin ciencia no hay futuro, dicen. Pero hoy es el futuro de hace 20 años. Y la pregunta es: ¿dónde están esas empresas (de base tecnológica, en la jerga) tan fabulosas que se han creado desde entonces? ¿A cuánta gente dan trabajo? Bien nos lo podría decir el CSIC. ¿Por qué no lo hace?
¿Y cuántas empresas (de base tecnológica) esperan crear/fomentar en los próximos 20 años?
¿Que no es tal la finalidad del CSIC? ¿Cuál es entonces la del MIT o la del ETH Zurich? ¿Por qué florecen “clústers” de empresas tecnológicas alrededor de Oxford o Cambridge y no alrededor de la calle Serrano? ¿Cuántas constan en las memorias del CSIC como creadas? ¿Qué valor –en euros contantes y sonantes– tiene la producción del CSIC? ¿Cuánto devuelve a la sociedad por cada euro invertido en él?
(Ah, ¿que la investigación finalista no es el objetivo único (o principal) del CSIC? Pues no voy entonces a mencionar la palabra Nobel…).
Si lees mi bitácora verás que trabajo un poco con tecnologías del lenguaje en español. Pero, ¿dónde están esos recursos lingüísticos (corpora, etc.)? ¿Quién sino el CSIC debería ponerse a crearlos y a ponerlos a disposición del tejido productivo?
Igual piensa alguien que estoy siendo injusto (o que ataco gratuitamente) a quienes trabajan en el CSIC. Y no es mi intención. La mayor parte son unos mandados que hacen buenamente lo que se les pide, “bricks in the wall”.
Pero sí, desde fuera, aunque no les guste, bien podemos preguntarnos aquellos que financiamos el armatoste del CSIC qué es lo que este está haciendo por nosotros. ¿Será que no tenemos derecho? E insisto: no en términos tan intangibles como vagas afirmaciones sobre presuntas aportaciones en áreas de moda.