Palabras y pelas: un ejercicio apenas incoado
Nos encantan las palabras (¡y los mapas, pero esa es otra historia!). En estos días de tanto discurso hay mucho interés por examinar con lupa qué palabras dijo quién y cuándo en una exégesis cuantitativa y (¿tal vez por eso?) falta de calado.
Porque lo que dijo este o aquel, al fin y al cabo, no deja de ser predecible y poco interesante. Rara vez se dice nada que lo sea en horario de máxima audiencia y en fechas tan señaladas.
Me interesan más las palabras que se escriben más de tapadillo y por quienes manejan la pela. Me interesa más el BOE y me interesan también las memorias anuales de las grandes empresas. Estas últimas, en particular, porque hace diez años tuve que leer de cabo a rabo la de Endesa. Recuerdo una parte que interesaba menos a lo que me llevaba a ese pdf de trescientas páginas, un epígrafe en el que se discutían brevemente cinco o seis directices que iban a permitir a la empresa afianzar si no ampliar sus beneficios en los siguientes ejercicios. Dos de ellos eran (y sí, lo escribían prácticamente en esos términos), primero, explotar su peso (empresarial, político) para obtener beneficios regulatorios; y, segundo, aprovechar su posición monopolística en algunos mercados regionales para obtener las consabidas rentas (monopolísticas, valga la redundancia). ¿Sorprende que haya tanto extodo en la nómina de las eléctricas?
Todo un escándalo, me pareció en su día, que no escandalizaba a nadie. Y de alquellos polvos… ¡Pero como estaba escondido en un documento tan largo, tan aburrido y con un público tan… selecto! Y como al populacho (de entonces y de ahora) solo le interesa el fúrgol…
En fin, que diez años después he querido descargar de nuevo la memoria de Endesa y ver qué se puede rascar. Comparar cuántas veces aparecen palabras como “ministerio” o “ley” por un lado e “I+D”, “patentes” o “ingeniería” por otro; o “gas natural” y “nuclear” contra “solar” o “eólica”. Medir, en definitiva, cuánto énfasis pone la empresa en lo regulatorio y contrastarlo con otras dimensiones de lo que debería ser una empresa de corte joya de la corona.
Así, he hecho algunos recuentos de palabras que bien podría mostrar por aquí y que muchos considerarían un sesudo y profundo análisis, pero que a mí me han parecido, como denunciaba arriba, muy incompletos y superficiales y que, por tanto, omito.
Pero lanzo el guante e invito a mis lectores, a esos que igual gozan en estos días de más tiempo libre que yo, a ahondar en el asunto y a sorprendernos a todos con resultados que merezca la pena poner en negro sobre blanco.