Adaequatio rei et intellectus
La correspondencia entre las ideas y las cosas. Un añejo criterio de verdad. Me viene a la memoria (y, por ende, a estas páginas) por dos motivos. El primero, que tengo fresco el adagio.
El segundo, que acabo de terminar de leer un libro lógicamente bien estructurado pero con un grave problema: la no correspondencia entre el constructo y la realidad. A mis cuarenta años no pueden venir a contarme que lo que veo cuando me planto en medio de la plaza de Cascorro y echo un vistazo alrededor no es lo que es; que lo que es es lo que escriben desde sus muy encumbrados despachos los tres coautores de la cosa.
No voy a decir de qué libro se trata. No lo merece por haber tratado de engañarme a lo largo de 225 páginas.