Organicemos un referéndum para determinar qué causa las mareas
Hasta hace un par de días no me había tratado de formar una opinión adulta sobre las causas de las mareas. Supongo que durante la EGB leí en algún sitio que era cosa de la gravedad y la luna y ahí lo dejé estar.
Hasta que leí esto. Que da cuenta de la discusión de un político muy antipático (es del UKIP, ¡uh, uh, uh!) con un tal Paul Nightingale, de profesión científico, acerca de la materia. Según el primero, son producto (entiendo que fundamentalmente) del sol; según el segundo, de la luna.
Los autores de la página que enlazo hacen sus cuentas y llegan a la conclusión de que
The ratio is far bigger for the Moon than it is for the Sun, so the tides we see are due to the Moon.
Pero no dejan nada claro de dónde sacan sus ecuaciones. En el fondo, son matemáticos, no físicos: seguro que despejan bien pero igual no tienen muy claro de dónde ni por qué.
Preguntado Google por la materia, aterrizo en una página de la agencia estadounidense para la atmósfera y el océano, donde se me dice que
the sun’s tide-generating force is 27/59, or about half that of the moon
Ahora tenemos una tercera opinión: la del empate.
Google también me conduce a una página de divulgación para niños de la NASA (para niños, sí, pero de la NASA) donde se da a entender que la causa es la luna, aunque con influencia del sol, el viento, etc.
Finalmente, la Wikipedia nos escribe y nos justifica las fórmulas relevantes y concluye que
For example, the lunar tidal acceleration at the Earth’s surface along the Moon-Earth axis is about 1.1 × 10?7 g, while the solar tidal acceleration at the Earth’s surface along the Sun-Earth axis is about 0.52 × 10?7 g, where g is the gravitational acceleration at the Earth’s surface. Hence the tide-raising force (acceleration) due to the Sun is about 45% of that due to the Moon.
aunque para justificar los números no aplica sus fórmulas al caso sino remite a la página 277 del Manual de navegación del almirantazgo (¿británico?).
Yo tampoco quiero meter datos en fórmulas y comprobar las cosas por mí mismo. Y tampoco voy a apelar al principio de autoridad, por mucha que imponga la del almirantazgo. En cuestiones de esta profundidad y gravedad, dada la falta de consenso de unos y otros y por lealtad a los principios democráticos, me sumaré al parecer de que sería lo suyo convocar una consulta ciudadana que dirima definitivamente la cuestión.