p-valores y el perro que no ladró
Tengo un montón de artículos por ahí guardados que fueron escritos a raíz de la publicación de The ASA’s Statement on p-Values: Context, Process, and Purpose, ya en 2016, que ponía en cuestión el uso indiscriminado y acrítico de los p-valores. Algunos de ellos son este, este, este o este.
Asunto que se refiere a y abunda en todo lo que se ha escrito sobre la llamada crisis de replicabilidad, sobre la que también se ha escrito largamente.
Sin embargo, lo más sorprendente de todo este asunto es que nadie parece haber advertido que el perro no ladró. Toda la discusión sobre p-valores y sobre replicabilidad, en esencia, significa que la ciencia, por mucho que reluzca, es en una importante medida, no oro sino moneda falsa. La sociedad civil invierte euros contantes y sonantes en ella y se le devuelve… mercancía trucha.
Pero, a pesar de eso, el perro no ladró. Nadie, fuera de la academia, ha protestado. De hecho, pocos se han enterado. Ningún producto; ningún servicio; ninguna inversión; ningún porcentaje, por pequeño que sea, del PIB, parece haberse visto afectado. No ha habido caceroladas, no se ha manifestado nadie frente al congreso ni se ha pedido la dimisión de ningún ministro. Nadie parece haberse sentido perjudicado, dañado o estafado.
Existe algo fundamentalmente roto en el seno de una actividad que se dice esencial para el desarrollo (recordad a los del sin ciencia no hay futuro) y nadie siquiera se entera. Si se rompiese la nevera, si se rompiese el sistema operativo del portátil, si se rompiese el sistema eléctrico del coche, seguro que lo advertiríamos. Pero si se rompe la ciencia…
¿No es como si la ciencia fuese irrelevante o inútil? ¿No es eso lo que nos invitaría a pensar el hecho de que no se oyese al perro ladrar?