Lo que queda cuando has eliminado tantas cosas que ya no se entiende nada se llama "paper"
Para un observador externo objetivo, eso que llaman ciencia es un conjunto de tinglados absolutamente intrascendente en para su día a día que opera de acuerdo con un sistema torcido de incentivos orquestados alrededor de una suerte de moneda ficticia que se llama paper que permite acumular avatares de todo tipo.
Esa economía ficticia mantiene nexos con la real. Por ejemplo, una acumulación suficiente de papers genera un avatar llamado sexenio que genera euros contantes y sonantes mes a mes en la cuenta corriente de quien lo ostenta. En ocasiones, también, los partícipes de ese enorme Monopoly pagan euros contantes y sonantes a terceros a condición de que estos elaboren papers (o partes significativas de ellos) para poder así firmarlos y canjearlos en el mercado de los avatares.
Punto en el que entro yo.
Así que me pasan unos datos y me describen el problema que quieren resolver. Me pongo manos a la obra: exploro los datos, corrijo los problemas encontrados, construyo las variables relevantes con mimo, elaboro gráficas donde se muestra la dinámica del proceso, modelo, describo los resultados con profusión de tablas y gráficas y armo un documento detallado dando cuenta de todo.
Pero los de la ciencia me dicen que lo del paper tiene una liturgia muy estricta y que están de más cosas como:
- de dónde y cómo se han extraído los datos,
- los detalles específicos sobre la construcción de las variables,
- todas las gráficas menos dos,
- todas las tablas menos una,
- el código y, por supuestísimo,
- los datos.
Así que quitas, quitas, quitas y lo que queda cuando ya no se entiende nada amerita propiamente el nombre de paper.
Sic scientia est.