Inmigración y PISA: ¿en qué quedamos? (si es que merece la pena)

I.

Comenzaré por los dos relatos.

El primero, está resumido en la siguiente infografía que se puede encontrar en la página 36 del primer volumen de los resultados de PISA de 2022:

El hecho destilado que los autores del informe pretenden que uno aprenda leyendo eso —al menos, a la ligera— es que el ser inmigrante —así, en abstracto— no afecta al desempeño académico.

El segundo relato está también resumido en otro gráfico,

extraído de un documento publicado por EsadeEcPol y Save the Children a partir de los microdatos de PISA. Aquí, los autores sí que encuentran diferencias (entiendo que significativas, aunque en el gráfico hayan omitido los CIs) entre los inmigrantes y el resto. Que, además, varían sustancialmente por regiones.

Parecen muy superficialmente contradictorios pero, como se verá, no hay nada de eso.

II.

El primer relato es poco informativo. Existen muchos países, muchas regiones, muchos tipos de inmigración, muchos sistemas educativos, muchos colegios y, en última instancia, muchos estudiantes y familias, todos ellos heterogéneos; heteróclitos, podría decirse. El coeficiente del que da noticia es una especie de promedio del de todos ellos y es solo por pura casualidad que haya quedado en la zona de la no significancia estadística. De hecho, en la misma infografía no se privan de indicar que hay países por encima y por debajo —uno de ellos, por lo que da a entender el segundo relato, es España— de esa media.

La única pregunta que cabe formularse es si esa casualidad es realmente casual o pretendida y expresamente buscada. Existen muchas maneras de llegar al coeficiente que se anuncia. Que la elegida haya sido precisamente una que da un resultado no significativo lleva a uno a preguntarse a qué público concreto pretendían contentar el analista y sus superiores.

III.

El segundo relato es mucho menos intrigante. Las dos organizaciones que lo firman tienen como razón de ser la de la construcción de problemas sociales. Obviamente, han publicado lo que se espera de ellos y, casi seguro, tenían las conclusiones del estudio redactadas antes de recibir los microdatos, como dizque guardan los medios los obituarios de las personalidades en la antesala de San Pedro.

De todos modos, el segundo estudio es mucho más interesante que el primero en tanto que no busca tanto estimar la diferencia global de diámetro entre hipotéticos estudiantes esféricos en función de su carácter inmigrante sino que aspiran a buscar las diferencias entre subgrupos de ellos y, más o menos honradamente, explicarlas.

IV.

En estas páginas, de unos años para acá, hemos decidido prestar la atención y dedicarle el esfuerzo que se merecen —es decir, el mínimo— a esos promedios globales en que se suman y confunden fenómenos micro variopintos. Ambos relatos, en el fondo, adolecen de lo mismo: argumentar sobre agregaciones de peras y manzanas. Es cierto que a niveles distintos —internacional, global el uno; nacional y subnacional el otro— pero incurriendo en el la misma soberbia decimonónica de pretender que lo que vale para los electrones también sirve para los estudiantes.

Aquí somos más de mirar por la ventana, pasear por el barrio, andar con los ojos abiertos; contrastar la complejidad de lo micro con las parmenidades altomodernistas y, luego, echarnos unas buenas risas.