Mis prioris sobre la vacuna: ¿por qué estarían tan desviadas?
I.
De todas las explicaciones sobre cómo funciona la percepción —desde la más inmediata, la de los sentidos (“ahí hay una vaca”), hasta la que nos permite transitar las complejidades físicas y conceptuales del mundo moderno— la que he encontrado más convincente hasta el sol de hoy es una construida alrededor de un símil con el proceso actualización bayesiano de las probabilidades.
Según ella, por un lado tenemos nuestra propia cosmovisión, lo que esperamos ver antes de abrir los ojos a la realidad, nuestra priori (p.e., las llaves están en el llavero). Los sentidos (o las lecturas, o…) aportan información (no mucha, apenas unos KB) y el cerebro opera una suerte de actualización de probabilidades —aquí no tengo claro si los defensores de esta teoría recurren a Bayes de forma alegórica o si piensan que el cálculo es exactamente bayesiano; supongo que habrá de todo— y llega a un consenso sobre lo que ocurre realmente.