Ciencia

En contra del estado "de derecho"

Nos engañaron malamente. Nos prometieron que estudiar matemáticas nos abriría la puerta de los misterios más sutiles del conocimiento y ahora no hacemos otra cosa que celebrar como gilipollas el día de $latex \pi$ a golpe de retuiteo. Nos dijeron que aprendiendo ingeniería conoceríamos el funcionamiento de las cosas y acabamos usando ordenadores armados con pegamento. Con la estadística seríamos capaces de estudiar y entender los movimientos y cambios sociales, el funcionamiento de los mercados financieros, etc. y nunca pasamos de los k-vecinos.

Vivimos en un mundo opaco e interconectado

Vivimos en un mundo opaco: como en los cuentecillos de Asimov, somos usuarios de tecnologías que ni conocemos ni controlamos. Parametrizamos nuestras máquinas y las echamos a correr. Poco más podemos hacer que fiarnos de quienes nos las proporcionan.

Luego pasan cosas como que, de repente, resulta que Stan, en las últimas versiones, ha estado produciendo muestras sesgadas. ¿Qué resultados condicionará eso río abajo?

Un caso mucho más famoso es el de la resonancia magnética (fMRI): un error en el software concomitante pone bajo sospecha hasta 40000 artículos sobre estudios del cerebro. Precisamente, por lo mismo.

Claroscuros que, obviamente, pasan inadvertidos

Entre tanto óbito farandulero en las postrimerías del año que se fue (¿dónde quedó el pobre de Eco?) ha pasado medio desapercibido otro sustancialmente más interesante: el del doctor Henry Heimlich.

De sus claros, ya habla la prensa (aquí y aquí).

Pero bastaba con pasearse por la Wikipedia para desenterrar algunos de sus oscuros: homeopatía, malarioterapia (una seudopráctica científica consistente en infectar a un paciente con malaria por ver si esta le cura el cáncer, el sida y demás) y denuncias generalizadas de prácticas anticientíficas y deshonestas.

Lotería y elecciones: se non è vero...

Incumbent politicians tend to receive more votes when economic conditions are good. In this paper we explore the source of this correlation, exploiting the exceptional evidence provided by the Spanish Christmas Lottery. Because winning tickets are typically sold by one lottery outlet, winners tend to be geographically clustered. This allows us to study the impact of exogenous good economic conditions on voting behavior. We find that incumbents receive significantly more votes in winning provinces. The evidence is consistent with a temporary increase in happiness making voters more lenient toward the incumbent, or with a stronger preference for the status quo.

"Mi argumento no era científico, sino empírico"

En El triunfo de los descerebrados escribe Javier Cercas una frase que le vale no tanto la fama como una mención veraniega en mis páginas. Es la que titula la entrada y que no voy a comentar más.

No habría seguido leyendo de no haber advertido que el asunto es material de blog, en esta época en la que tan corto ando de motivos, y me habría perdido otro parrafito,

Queríamos desentrañar los misterios de las partículas subatómicas y obtuvimos una app para las carreras de caballos

La versión larga, en inglés y capada para quienes tengáis bloquador de publicidad es esta. La versión abreviada para el hombre ocupado de hoy en día (y con mis comentarios) es:

  • Un tipo con mucha vocación estudia física y acaba en el CERN
  • Trabaja en lo de la partícula de Higgs y obtiene peor de los resultados posibles: la partícula existe tal cual predecía la teoría
  • Lo de la particulita queda ahí porque, desafortunadamente, no hay nada más que rascar
  • Se acaban las subvenciones, las becas, etc. y todos los físicos vocacionales tienen que buscarse la vida
  • El protagonista de nuestra historia fabrica apps de telefonillo para carreras de caballos

Mis comentarios:

La ciencia: dos puntos de vista

La escala de grises media entre un blanco y un negro, las dos posturas frecuentemente identificables que expongo.

Postura uno: ciencia como fin en sí mismo. Los científicos reclaman a través de un bucle burocrático recursos a las clases productivas. Si alguien levanta la ceja alegan eso de que sin ciencia no hay futuro y de preguntárseles por evidencias del impacto social de su quehacer responden, a lo más, con evidencia anecdótica.

Respuestas distintas, ¿a la misma pregunta?

Hará ya un par de años, un señor muy importante divulgaba en su bitácora los resultados de un estudio relativo a la educación en España que acababa de publicar. Dedicaba una pequeña parte de la entrada a cuestiones metodológicas y el resto a cuestiones normativas: dado que he encontrado esto y aquello con un p-valor de tal, no otro remedio queda que aplicar todas estas medidas que aquí enumero, era el resumen de todo.

¿Qué ha hecho el CSIC por mí?

Reconozco que, al hablar del CSIC el otro día, tendí el trapo. Alguien entró a él en los comentarios y acabé escribiendo algo que vengo rumiando últimamente pero que me daba pereza poner en negro sobre blanco.

Lo reproduzco aquí (a petición de una atenta lectora) sin corregir ni los anacolutos:

Pues sí, dediqué más de 5 minutos, bastantes más, a navegar por las memorias del CSIC. Y me consta que en el CSIC se han publicado artículos, libros, etc. sobre diversos temas. ¡Solo faltaría que no lo hicieran!

Causalidad y método científico en El País

A raíz de la concesión del último (mal llamado) premio Nobel de Economía, han aparecido publicados en el diario El País el artículo Un premio al método científico de Ramón Marimón y el reportaje Causa y efecto en la economía, sorprendentes ambos tanto por el título como por el contenido. Creo que bien merecen el protoanálisis que sigue.

¿Premio al método científico?

Hombre, ¡que estamos hablando del premio Nobel! Además, si esta vez han premiado al método científico… ¿qué fueron los anteriores laureados? ¿Pitonisos? El debate es viejo y muchos lo conocen mejor que yo. Es bastante famoso el pequeño escrito de Robert E. Lucas, What Economists do, en el que el autor escribe

Publica o perece

Quienes trabajamos circunstancianmente para investigadores heredamos parte de esa presión que sufren para publicar a toda costa so pena de perecer académicamente. Esa presión introduce en demasiadas ocasiones los sesgos, desviaciones con respecto a la ortodoxia metodológica, etc., cuyos excesos ha generado una creciente ola de escepticismo frente a los resultados que aparecen en la literatura, tal y como comentábamos el otro día en estas páginas.

Esta entrada —continuación de la anterior y abrebocas para otra que estoy preparando sobre el mismo tema— quiero presentar a mis lectores unos cuantos sucesos famosos que ilustran un fenómeno tal vez poco conocido del gran público: casos en los que los resultados científicos resultan falsos no por defectos metodológicos, no por sesgos involuntarios sino por dolo.

¿Casi todos los resultados científicos que se publican son falsos?

La falsabilidad es una exigencia de la ciencia que la distinguen, por ejemplo, de la seudociencia. Todo enunciado de valor científico tiene que ser potencialmente refutable. Los resultados científicos, de alguna manera, no son tanto ciertos como refutables y no refutados.

El trabajo de los científicos consiste en dar con enunciados refutables lo más difíciles posible de refutar. Piénsese en la ley de gravitación universal de Newton: sin ser cierta, estuvo en pie durante siglos.