Ideología

Más sobre el mito de la objetividad (especialmente, la "data-driven")

Prometí escribir sobre

y, se conoce, ha llegado el día de hacerlo. Se trata en apariencia de un chiste matemático que, espero, capten todos los lectores de este blog en su sentido más llano.

Todas las facetas del gráfico muestran los mismos puntos. Se trata de una selección magistral de ellos. Tanto que alguien debería paquetizar sus coordenadas y publicarlos. Serían un nuevo iris. Dan, como se ve, mucho juego: cada uno de los ajustes parece razonable, tan bueno como cualquiera de esos que estamos sobradamente acostumbrados a ver en prensa, tanto generalista como especializada.

Sartenes e ideologías

Si alguien me hubiese preguntado hace 15 años qué era para mí una sartén, le habría contestado: “un utensilio para hacer paellas”. Efectivamente, hace 15 años yo hacía unas paellas (y muy ricas, además) en una sartén. Y todos tenéis en mente la pregunta que debiera haberme realizado mi interlocutor.

Dejemos la gastronomía.

Hace unos días estaba viendo una entrevista en Youtube. El entrevistado se había declarado seguidor y partidario de una ideología (a la que me referiré como X porque no viene al caso identificarla) y el otro le preguntó: ¿y qué es para ti X? Y dijo algo parecido a lo de mi sartén: una herramienta para entender e interpretar el mundo. ¡Y nadie, nadie, nadie le hizo la pregunta obligatoria! Es decir: ¿y te parece X la herramienta más adecuada para entender e interpretar el mundo?

Reflexiones bayesianas al hilo del manido: "Independientemente de su ideología, los economistas suelen estar de acuerdo en que..."

Podría hacerse un ránking de disciplinas académicas según el grado de acuerdo entre quienes las cultivan. Supongo que lo lideraríamos los matemáticos. Salvo los constructivistas y esos raritos que dan por malo el axioma de elección, no contamos con familias heterodoxas. En el otro extremo, aventuro, se ubicarían los que hacen crítica literaria y políticas. Pero, seguro, dentro de las ciencias humanas, los economistas quedarían en bastante buen lugar.

Así que si aceptáis mis premisas (postmisas: vienen después), tendréis que conceder también que este fenómeno es corolario del teorema de von Mises: