Mercados Financieros

La escuela de Chicago se defiende

El vídeo de Taleb que publiqué la semana pasada recoge un ataque frontal a un presunto vicio del entramado económico-financiero actual: su excesiva dependencia en la teoría y la matematización de los mercados financieros. Hasta tal punto se ha cuestionado el papel de las matemáticas (y su responsabilidad en la reciente crisis financiera y bancaria) que la llamada Escuela de Chicago, cuna de toda esta arquitectura, está a la defensiva.

Publico aquí el enlace a una entrevista del Financial Times con el decano de la Escuela de Negocios de la Universidad de Chicago, que da su visión sobre el fenómeno (pulsar en la imagen para ver el vídeo):

Paella sin arroz con sabor a judías enlatadas

El otro día leí el artículo A Prototype Model of Stock Exchangede G. Caldarelli, M. Marsili y Y.C. Zhang. La promesa que me ofrecía era la de la creación de un sistema relativamente realista de los agentes que operan en los mercados financieros que diese lugar a una evolución de precios con propiedades similares a las observadas.

Sin embargo, el planteamiento, interesante en un principio, se deshinchó enseguida:

  • El modelo planteado por los autores ni siquiera aspira a representar los aspectos más distintivos del mercado: en lugar de agentes tremendamente desiguales en tamaño y entrelazados en una maraña de dependencias e influencias mutuas, los agentes son todos equivalentes en tamaño (si bien es cierto que en el estado estacionario de la simulación los ingresos adquieren una distribución dada por una ley de potencias) y que actúan de manera independiente entre sí una vez observados los precios en el mercado.
  • Los resultados, una serie temporal de precios, es calificada por los autores como muy rica, aunque enseguida pasan, en un dechado de honradez, a apuntar diferencias más o menos manifiestas entre sus características estadísticas y las observadas en mercados reales.

Entiendo y aplaudo el virtuosismo técnico empleado por los autores del artículo y la implementación de los algoritmos involucrados. No obstante, tras leerlo, me embriaga una extraña sensación que no debe de ser muy distinta de aquellos comensales a los que se les anunció paella, se les advirtió que no traía arroz ni gambas y comprobaron después que sabía a judías de lata.