¡Hasta Microsoft!
El otro día incurrí de nuevo en la tan habitual como aburridora conversación acerca del papel que pueda jugar R en la empresa; más propiamente, tal vez, en determinadas áreas de determinadas empresas.
Carpetovetónico él, encumbrado a un otero mesetario, lo circunscribía al impermeable mundo académico español. Puede, sí, que la montaña no venga a Mahoma motu proprio; pero no hay que olvidar que a Mahoma no le faltan cumbres a las que encaramarse.