Predicciones

Una justificación desapasionada del promedio como mecanismo para agregar predicciones

Existe incertidumbre sobre el resultado, 0 o 1, de un evento de interés $X$. Se convoca a $n$ expertos que hacen predicciones $p_1, \dots, p_n$ sobre dicho evento, i.e., el experto $i$ considera que $P(X = 1) = p_i$. Entonces, ¿cómo se pueden combinar las predicciones $p_i$ para obtener una predicción conjunta $p$?

Uno pensaría que el promedio, $p = \frac{1}{n} \sum_i p_i$, es una opción razonable. En la literatura se discuten también generalizaciones del tipo $p = \sum_i w_i p_i$ para pesos $w_i$ que suman 1. Sin embargo, en sitios como este se sugiere usar la media geométrica de los odds (o, equivalentemente, la aritmética de los log ods), es decir, calcular los log odds,

Los estadísticos, hasta cierto momento, no hicieron más que interpretar de diversos modos el mundo; luego, cuando quisieron transformarlo, se encontraron con una serie de problemas que no anticiparon

A veces los estadísticos analizan datos. Desde afuera de mundo, dan su visión sobre hechos pasados. Fin de la historia.

Desde cierto tiempo para acá, a los estadísticos (y colegas de profesiones anejas) se les piden no solo interpretaciones sobre el mundo sino, también, predicciones, consejos, ingredientes para la toma de ciertas decisiones, etc. Eso los inserta hasta las zancas en el mundo. Esas predicciones que hacen, operan sobre el mundo del que se extrajeron los datos y, al hacerlo, lo alteran. Como consecuencia, esas predicciones contienen un germen de contradicción; alguien puede querer leer esto al respecto.

[Super]forecasting

I.

Dedicarse a hacer predicciones —es decir, estimar las probabilidades de ocurrencia de eventos futuros— por hobby es un entretenimiento tan digno como cualquier otro. Además, hoy en día existen plataformas (como esta, esta, esta, esta o esta) donde poner a prueba las habilidades propias e, incluso, llegar a monetizarlas. Es un mundo en el que ponderé introducirme en su día para hacer más llevaderas las pesadumbres de la existencia; al fin y al cabo, las habilidades que exige —un conocimiento somero de la teoría de la probabilidad, sentido común y curiosidad y diligencia para documentarse sobre temas variopintos— no me son del todo ajenos. Lo descarté finalmente por tres motivos: