El azar (¡y la suerte también!) me ha llevado a lo largo de estas semanas pasadas a departir con miembros de un gremio con el que apenas he tenido relación en años, el de los docentes: he tenido la suerte de compartir mesas y sobremesas con profesores tanto de bachillerato como de universidad.
Y no creo que por azar sea el hecho de que todos ellos, de manera independiente, hayan valorado negativamente un fenómeno que en mi época, pre-internet, no era siquiera imaginable: que los alumnos acuden a la Wikipedia —también a otras fuentes electrónicas, pero, en particular, la Wikipedia— para instruirse (digámoslo así) sobre temas académicos. Aparentemente, los estudiantes de hoy en día encuentran más accesible la información en ella que en bibliotecas, anaqueles y muy probablemente, los recursos que los docentes encomiablemente cuelgan (con manifiesto despilfarro de recursos dada la fragmentación de las iniciativas independientes) en sus intranets robinsonianas.