He publicado esto en Youtube:
Igual no lo debería haber hecho. Trata del manido tema “alguien ha publicado un artículo científico con serios errores metodológicos”. Que es una versión del más popular
(No hace falta que indique la fuente, ¿verdad? Sabéis que sé que sabéis de dónde lo he sacado, ¿no?)
Lo he hecho únicamente por lo popular que me da la impresión que se ha hecho en las redes sociales, por las lecciones que se pueden extraer para no cometer los mismos errores por ahí y, finalmente, por la contumacia de gente que debería saber más y mejor.
Este artículo (sobre si los estadísticos se autoaplican el mismo rigor metodológico a la hora de seleccionar herramientas de análisis que luego exigen a otros) me llevó a este otro artículo donde se menciona una técnica, la inferencia basada en magnitudes, MBI en lo que sigue, por sus siglas en inglés, de la que trata lo que sigue.
Buscaban las autoras del segundo artículo un ejemplo de una técnica de esas que se publican en revistas de metodología estadística que acabara no teniéndose de pie.
El vídeo es
y si habéis seguido este blog en los últimos tiempos, no hace falta que lo veáis: trata de asuntos la mar de manidos aquí, solo que esta vez en formato audiovisual y dramatizado.
Trabajo en un ámbito fiel a una tradición metodológica. Que está construida alrededor de una serie de técnicas desarrolladas en los 90, 80, 70 y 60, incluso. Las desarrolló gente muy capaz y talentosa. Bajo coordenadas emic, sin tacha.
Pero desde coordenadas etic, están mandadas a recoger. Han envejecido mal. Porque aquellos beneméritos metodólogos no describieron lo que querían hacer sino lo que podían hacer.
Así que no soy un estadístico hípster, ni me considero más guay que ellos; es solo que tengo más RAM.