Micromuertes

Micromuertes y coronavirus

[Esta entrada abunda en la que escribí hace nueve años sobre las micromuertes y sin la cual no se entiende.]

El concepto de micromuerte sirve para anclar y comparar adecuadamente riesgos diminutos. De acuerdo con la entrada que referencio arriba, una micromuerte equivale al riesgo (recuérdese: ¡promedio!) de caminar 15 km o conducir 250. Pasar una noche en el hospital consume 75 de ellos (por riesgo de contagios que no tengan que ver con el motivo de ingreso) y dar a luz, alrededor de 100.

Hay (micro)vida más allá de la (micro)muerte

Hablamos ya hace un tiempo de las micromuertes. Ahora toca traer a la atención de mis lectores un concepto asociado, el de las microvidas.

Una microvida corresponde a una esperanza de vida de media hora. Malgasta una microvida quien fuma dos cigarros, bebe siete unidades de alcohol (equivalentes a  un litro de cerveza) o vive un día con un sobrepeso de 5 kg.

Microvidas y micromuertes son conceptos análogos, pero no enteramente equivalentes. Ambos nos ayudan a cuantificar pequeños riesgos. Sin embargo, el efecto de las microvidas es acumulativo mientras que el de las micromuertes no: quien haya terminado vivo su sesión de parapente, habrá puesto a cero su contador de micromuertes, pero no así quien haya fumado su segundo cigarro.

Micromuertes

En 2008 (último año publicado), en España, según el INE, 16.000 personas perfectamente sanas se levantaron una mañana como si tal y por la noche estaban en el tanatorio metidas en una caja de pino rodeadas de sollozantes deudos.

Dividamos 16.000 por 365. Obtenemos 44. Como en España la población anda en torno de los 45 millones de personas, eso significa que cada día, uno de cada millón palmó inopinadamente. En el 2008, cada español, cada mañana tiró una moneda al aire 20 veces y quien obtuvo 20 cruces no volvió a ver el amanecer (supongo que es obvio que $latex 2^{20} \approx 1.000.000$, ¿verdad?).