Tenía pendiente contar algo sobre el (oscuro) artículo A Brief History of Generative Models for Power Law and Lognormal Distributions. Tiene una cosa buena y una mala.
La buena —y más interesante— es que ilustra cómo pensar sobre la conveniencia de usar una distribución determinada a la hora de modelar un fenómeno concreto. Uno de los procedimientos más fértiles consiste en indagar sobre el proceso generativo que conduce a la distribución en cuestión.
Los modelos generativos —aunque aquí generativo se use en un sentido distinto del habitual en estas páginas— están de moda (véase esto o esto). Estas aplicaciones están basadas en una serie de técnicas que el siguiente diagrama (extraído de aquí) resume estupendamente:
La más reciente de todas estas técnicas y la que subyace a las últimas y más sorprendentes aplicaciones es la de los llamados modelos de difusión. Les he estado echando un vistazo y esta entrada resume lo que he aprendido de ellos.
Los modelos GARCH son otra de esas cosas de las que oyes hablar y como nunca se convierten en problemas de los de carne en el asador, preocupan poco y ocupan menos (más allá de que sabes que se trata de modelos similares a los de series temporales de toda la vida donde la varianza varía de cierta forma a lo largo del tiempo). Pero comienzas a leer cosas como esta y no te enteras de nada: solo hay letras y llamadas a funciones oscuras y oscurantistas.
Breiman habló de las dos. Dice, y tiene razón, que:
Según él, la estadística tradicional rellena la caja negra con:
¡Aburrido, aburrido, aburrido! Aburrido y limitado (aunque, hay que admitirlo, útil en ocasiones muy concretas). Breiman sugiere sustituir las cajas negras que encontramos en la naturaleza por otras cajas negras conceptuales:
Que es aún más aburrido y patrimonio, además, de toda suerte de script kiddies.
La tercera cultura reemplaza la caja negra por un modelo generativo que simula el comportamiento de la naturaleza (i.