Reificación

Evindencias sobre la vigencia del operacionalismo en estadística

No sé desde cuándo tengo abierta en una pestaña del navegador la página del operacionalismo de la Enciclopedia de Filosofía de Stanford. Porque aunque se trate de un cadáver filosófico desde hace más de ochenta años, goza —como ponen en evidencia ciertos acontecimientos recientes— de la más envidiable salud en algunos círculos.

Según el operacionalismo, los conceptos teóricos de la ciencia se agotan en aquellas operaciones que utilizamos para medirlos. ¿La temperatura? Es lo que marca un termómetro. ¿La inteligencia? El resultado de un determinado test. Etc.

¿Tiene sentido plantearse un objetivo que no se puede medir?

Por ejemplo, el de la igualdad. Aquí un artículo en el que se dice que no y otro del mismo autor en el que se dice que sí (parece que todo se reduce a cuestiones metodológicas).

Este tipo de cuestiones suelen zanjarse creando una metodología y encargando al INE su seguimiento. El INE, entonces, define desigualdad (para el caso) como aquello que mide nuestra metodología de medición de la desigualdad (fenómeno que llaman reificación y que consiste en sustituir la sustancia por el método). Lo mismo pasa con el desempleo, el PIB y tantas otras magnitudes.

Balanzas fiscales (así, en plural)

En España, lo de las balanzas fiscales es como lo de las manifestaciones: un número que se tiran a la cabeza y con muy mala baba tirios y troyanos. La cantinela que más se oye es la de la prensa periférica (perdón, prensa de la parte este de la periferia: existen otras periferias que callan como palabras de cuatro letras): dizque Cataluña aporta mucho más a la hacienda pública que lo que después recibe de ella por inversiones y servicios.