Desconfianza en la estadística pública Argentina

Pasé recientemente unas semanas en Argentina. Abundan las razones para que todos hiciesen eso alguna vez en la vida.

Aproveché para descansar de muchas cosas. Y muy especialmente de ese leísmo rampante y agotador que viene últimamente caracterizando al español peninsular.

Tuve ocasión de hablar de política. De la de acá y de la de allá. Me preguntaron por mi opinión por la K, es decir, el matrimonio Kirchner que controla la política nacional desde hace casi diez años. Honestamente, encuentro los modos de los políticos argentinos —y muy especialmente los de su presidenta— demasiado teatrales, dramáticos, conmovedores. Y no es mi estilo, aunque reconozco que es una mera cuestión de formas.

Tengo que decir que no me disgustan muchas de las políticas (muchas de ellas bastante heterodoxas) que han venido desarrollándose en ese país. Pero hay una, una en concreto, que me inquieta, me inspira mucha desconfianza: el control político al que se ve sujeta la función estadística. En particular, el escándalo sobre las cifras oficiales de inflación en Argentina ha llegado a tal punto que The Economist ha decidido dejar de publicarlas en su sección de indicadores económicos.

Hay un debate abierto sobre la conveniencia o no de que los bancos centrales, las televisiones públicas, los entes reguladores, etc. sean independientes o no de los gobiernos o parlamentos de turno. Pero no lo hay sobre las agencias estadísticas. Está totalmente cerrado, no es revisable: deben de ser independientes y atenerse a los principios y métodos —estos sí, perfectamente discutibles y mejorables— internacionalmente reconocidos para ofrecer a la ciudadanía una visión lo más fidedigna posible de las principales magnitudes nacionales.

Recuérdese cómo el término estadística griega (Greek statistics) se ha convertido en una especie de chiste en Bruselas y Estrasburgo. Dicen que Grecia pudiera acabar como Argentina. Pero, habida cuenta de estos precedentes, ¿será que Argentina pudiera acabar como Grecia? No se lo preguntéis al INDEC.