Ayer me puse el sombrero negro

Ayer tuve una visita: un amigo me pidió que le echara una mano a otro que andaba muy perdido con su tesis de máster. No era estadístico pero estaba construyendo regresiones y pruebas de hipótesis y no entendía los resultados. Como a veces pasa, había comenzado por las conclusiones (tal vez razonables) con la esperanza de que los datos acabasen dándole la razón.

Y se la daban… salvo por un pequeño detalle: aunque significativo, el coeficiente de la corrupción tenía el signo contrario.

Pero basta con jugar con las variables que entran y no entran en el modelo —cuidadosamente seleccionadas de acuerdo a sus correlaciones— reponderar y eliminar quirúrgicamente outliers, etc. para reeducar el coeficiente. En baño María de malas prácticas, los p-valores dúctiles son.

No conseguí en el rato que estuve con él darle la vuelta por completo. Me quedé en un coeficiente con la dirección correcta, pero aún no significativo. Pero cerca quedó.

No sé si el amigo de mi amigo aprendió mucho o poco de técnicas estadísticas en ese rato. Pero seguro, a poco listo que sea, habrá entendido un poquito de lo que pueden encerrar esos argumentos basados en datos.