Transparencia, libertad y carcas (de antaño y hogaño)

Me cuenta Google que Hegel defendía eso de que la historia es el relato del desarrollo de la libertad humana (o algo parecido y en alemán). Y si algo ha de desarrollarse (y, además, al lento ritmo de la historia) en lugar de extenderse como las epidemias en esas pelis de catástrofes, es porque ha de vencer resistencias.

Recuerdo las de antaño: no ha de confundirse libertad con libertinaje, un concepto que treinta años después sigo sin entender. Así nos decían los carcas allá por los ochenta.

Los carcas de hogaño nos invitan a no confundir transparencia con verdad y elección con libertad.

El carca de hogaño que escribe lo que arriba enlazo está a favor de que se hagan pruebas de nivel a los alumnos de primaria pero en contra de que los resultados (que, nótese, todos hemos pagado y que entran dentro del ámbito de la ley de transparencia) lleguen a sus legítimos dueños, i.e., nosotros. Esos datos, dice, deberían obrar solo en poder de unos señores investidos (¿por quién? ¿en virtud de qué?) de la capacidad de interpretarlos correctamente (y seguro que el carca de hogaño tiene una definición precisa de lo que correctamente indica en este contexto). Y esos señores no son, querido lector, ni tú ni yo: para alejarnos de la posibilidad de error, mejor será que ni los veamos.

Termino con un par de predicciones:

  • ni nadie va a realizar una petición de esos datos amparándose en la Ley de Transparencia
  • ni se van a filtrar.