Electricidad, clima, incentivos y... ¿fetichismo de la ciencia de datos?

En una época hube de aprender los entresijos del mercado eléctrico español. Tan lejana que el garbage collector ha hecho almoneda de todos los conocimientos monetizables que pude haber adquirido. Solo he sabido conservar cierta curiosidad por esa API que el sistema tiene para conmigo que son las tarifas y las facturas.

Por eso no mandé directamente a la papelera ese correo de Endesa en el que me informaba de la conveniencia —¿para quién?— de que me pasase a la tarifa Tempus Lunes —¿o Mondays?—: un precio único (¿bueno? ¿malo? no sé) por el kWh y lo que consuma los lunes, gratis.

Resulta que, efectivamente, Endesa ha creado un modelo de facturación, Tempus —que convive con otro modelo de facturación más tradicional—, que combina un precio base por kWh con un descuento de lo que consumas, a elegir:

  • En las 50 horas de más consumo mensual.
  • Durante dos horas consecutivas de tu elección todos los días (unas 60 horas al mes).
  • Un día determinado de la semana (unas 50 horas al mes).

Lo cual es un despropósito absoluto.

(Omitiré cuestiones relativas al cómputo del ahorro, que lo hice, y la conveniencia de una u otra versión por ser harto obvias).

Es un despropósito incluso denunciable. De alguna manera la empresa está incentivando —¿por qué? ¿por qué?— la acumulación del consumo eléctrico en determinados días y horas. Que, necesariamente, van a ser los de mayor demanda en el sistema. En lugar de usar los precios como incentivo para derivar el consumo hacia las horas valle. Que son más inconvenientes para el consumidor, por supuesto, pero menos contaminantes —para quienes estén preocupados por el asunto— y, más críticamente, cuando la electricidad en el mercado mayorista es más barata.

Así que no sé si pensar:

  • Que el mercado eléctrico en España tiene todavía más incentivos perniciosos y contraproducentes de los que recuerdo.
  • Que determinados gerifaltes de Endesa han sido seducidos por los cantos de sirena del big data.

¿De dónde la segunda opción? Quienes hemos estado en el mundillo, llevamos tiempo oyendo el runrún del big data en Endesa. Que se resume en dos cosas:

  • Que se han gastado una fortuna en infraestructura de datos.
  • Que cuando los datos han llegado, no han tenido muy claro qué hacer con ellos y cómo explotarlos (o ponerlos al servicio del negocio).

Y ahora, pudiera ser, ya lo saben: para dispararse en el pie y para hacer un flaco favor a la economía y al medio ambiente.