Causalidad

Sobre los aspectos apelativos de la causalidad

Arranco con un experimento mental: A lleva un chaleco antibalas. B le dispara, la bala atraviesa el chaleco y lo hiere de gravedad en el pecho. Varios sujetos distintos examinan lo sucedido:

  • La policía determina que B (y el disparo que realiza) es la causa de lo sucedido.
  • Los médicos que reciben a A en el hospital encuentran que la bala incrustada en su pecho es la causa de su estado.
  • El técnico de la empresa que fabrica los chalecos antibalas especula que el inusual calibre de la bala y el ángulo de impacto son la causa de que atravesase el chaleco.
  • Incluso, uno puede especular que gente que conoce a B (p.e., su siquiatra, su familia o sus amigos íntimos) aventuren otras causas para lo sucedido.

En el mundo, realmente, ha sucedido lo que ha sucedido y nada más: hay, a lo más, razones. La razón de que A se debata entre la vida y la muerte es que tiene una bala en el pecho. Pero determinados sujetos identifican causas que los apelan en tanto que son lo que son y que los mueven a la acción: unos a detener e interrogar a B, otros a intubar a B, etc.

Causalidad, utilidad y teoría de la decisión

Scott Sumner escribe aquí:

La causalidad es un concepto ambiguo que depende de qué contrafácticos son los más útiles. Por lo tanto, se podría decir que la deflación de China está causada por un yuan sobrevaluado. O se podría decir que, asumiendo un valor fijo del yuan, la deflación es causada por malas políticas del lado de la oferta. Ambas afirmaciones son defendibles. La pregunta es: ¿qué solución es la más factible, la más útil?

Dizque "allí donde hay un objeto, un verbo y un sujeto, hay causalidad"

Estaba revisando algunos artículos relacionados que tenía guardados sobre el asunto de la causalidad,

todos ellos de la órbita mal llamada racionalista y dos ellos de la pluma de Eliezer Yudkowsky, que dan vueltas alrededor del asunto de la causalidad y que traen dos definiciones distintas (e incompatibles) de la cosa.

En efecto, la primera definición discute la causalidad en términos de cosas que hacen que sucedan otras cosas. En tal caso, la causalidad estaría en el mundo, sería objetiva y pertenecería al ámbito de las cosas. La segunda dice que hay causalidad ahí donde un sujeto, un verbo y un objeto. En el tercer párrafo del tercero de los artículos citados más arriba pueden verse las dos, una al lado de la otra, como si fuesen una misma cosa o se implicasen mutuamente de manera tan obvia que no exige siquiera demostración. Pero ahí donde hay un sujeto, un verbo y un objeto tiene que haber necesariamente alguien que los piensa y los escribe o pronuncia. De acuerdo con la segunda forma de entender la causalidad, esta dependería del punto de vista.

Causalidad

Introducción

He estado pesando durante las vacaciones sobre el asunto de la causalidad y su naturaleza. He llegado a la conclusión que resumo en esta entrada. Es posible que esté en contradicción con otras cosas que haya escrito o dicho previamente sobre el asunto. Quedan corregidas —enmendadas o deprecadas— por la presente.

Al hablar de causalidad hoy aquí no me refiero al problema, relacionado pero distinto, de medir el efecto de determinadas intervenciones y las dificultades que eso entraña. Me refiero a lo que la causalidad propiamente es —si se quiere, en términos filosóficos—.

Causalidad en el EuroMedioMillón

Esta entrada trata sobre la causalidad; en particular, sobre que sobre ella nos enseña el artículo ¿Cómo reaccionan los individuos a los impuestos sobre ingresos “caídos del cielo”?. Aunque antes de llegar al meollo del asunto, me voy a permitir un par de digresiones.

I.

El artículo fue publicado en NadaEsGratis, un blog de economía que ha conocido dos fases distintas y que son ambas interesantes por motivos casi opuestos:

  • La fase excepcional, durante la que escribían en él grandes economistas que inspiraban a sus lectores y ampliaban su visión del mundo.
  • La fase regular, en la que su lectura revela no es otra cosa que las miserias de la disciplina tal cual da la impresión de profesarse en España. Informa ya no tanto sobre el mundo sino sobre los pretendidos informantes.

De esas cuestiones traté una vez superficialmente aquí.

Causalidad: un (otro) ejemplo de libro

A pesar de lo intrincados que resultan muchos de los diagramas causales que aparecen en los textos, en la práctica abundan las cuestiones y los estudios alrededor de sus formulaciones más simples, es decir, la representada por

Este gráfico se resumen varios posibles escenarios:

  • A causa B.
  • Tanto A como B están causados por un tercer factor C.
  • O, incluso, una mezcla de los dos anteriores.

Las discusiones alrededor de estos diagramas puede ser bizantina (y, generalmente, lo es), debido principalmente al interés que tienen tirios o troyanos en poner en marcha las acciones que parecen controlar el proceso según se dé importancia a unos u otros factores.

Causalidad e individualismo metodológico

Frecuentemente, se postulan y estudian relaciones causales del tipo

donde, por simplificar, se han eliminado las variables de confusión, etc. para mostrar su versión más estilizada, la que acaba en los abstracts.

Frecuentemente, además, $C$ y $E$ hacen referencia a magnitudes macro: una campaña de publicidad y los ingresos; una medida económica y el PIB; la presión y el volumen de un gas, etc. Todos sabemos que en esos casos, el diagrama anterior es solo una manera abreviada de representar el verdadero diagrama causal,

Causalidad: en defensa de Hume

En 1748, Hume propuso la siguiente (archifamosa, archidiscutida y archicontrovertida) definición de causalidad:

We may define a cause to be an object followed by another, and where all the objects, similar to the first, are followed by objects similar to the second. Or, in other words, where, if the first object had not been, the second never had existed.

Ha sido denunciada, entre otros motivos, por contener una contradicción lógica. En efecto, la primera frase viene a afirmar que la causa es condición suficiente para el efecto ($C \Rightarrow E$, si se quiere), mientras que en la segunda, que es condición necesaria ($\neg C \Rightarrow \neg E$).

Un experimento físico (y su relación con la causalidad) (II)

En esta entrada es continuación y discusión de la primera de la serie. En esta se va a discutir su relevancia en la discusión sobre lo que es la causalidad más allá de las técnicas que puedan existir para identificar y medir el tamaño de los efectos una vez que la causalidad está postulada.

Comenzaré haciendo notar una obviedad: el concepto de causalidad es ajeno a las matemáticas. Los hechos matemáticos no tienen causas sino razones o explicaciones. Que los catetos de un triángulo rectángulo midan 3 y 4 no es la causa de que su hipotenusa mida 5, sino su razón.

Un experimento físico (y su relación con la causalidad) (I)

En esta entrada voy a plantear y explicar el resultado de un experimento físico. Dejo para la siguiente la discusión de su relevancia para la discusión de la causalidad ya no tanto desde el punto de cuantificarla una vez postulada sino de su misma naturaleza.

El experimento —que aunque es físico, habrá de ser mental— es el siguiente: se toma un haz de palillos y se lanza hacia arriba de manera que los palillos roten en cualquier dirección, al azar. (Se supone, además, que no existe influencia notoria del rozamiento del aire, corrientes o alguna mano maliciosa que haya activado algún campo electromagnético arteramente).