Estadística

Más sobre la ley de Benford (II): la distribución de la parte fraccionaria

Continuamos hoy nuestra serie sobre la llamada ley de Benford discutiendo la distribución de la parte fraccionaria de las muestras de una distribución.

La parte fraccionaria de un número es, para entendernos, lo que va detrás de la coma. Técnicamente, x - floor(x). ¿Le sorprendería a alguien la parte fraccionaria de una secuencia aleatoria de números no tenga una distribución uniforme sobre [0,1)?

Obviamente, si los números son enteros no. ¿Pero si siguen la distribución normal? Se puede probar, de hecho, que si la serie sigue una distribución de probabilidad que sea

Por qué no deberías compartir tu código: diez motivos

Fresco aún en nuestro recuerdo el fiasco de Excel del que nos ocupamos hace unos días, los partidarios de la reproducibilidad, el software subversivo y gratuito, los detractores de las herramientas propietarias y otras estirpes han agudizado su campaña en pro de lo que denominan una mayor transparencia en el proceso de creación científica.

Como contrapeso a tanto despropósito, traigo a la consideración de mis lectores una visión alternativa que desnuda los desatinos de la caterva y recoge diez motivos incontestables por los que compartir código es una sinrazón. Es obra de Randall J. LeVeque que puede ser consultada como artículo o, para los impacientes, como presentación.

¿Leemos "Analyzing Linguistic Data" juntos?

Victor Peinado y yo estamos organizando un grupo de lectura. Junto con quienes se nos sumen, vamos a ir leyendo el libro Analyzing Linguistic Data: A practical introduction to Statistics", que trata de:

  • R (instalación, gráficos, etc.)
  • Métodos estadísticos con R (modelos lineales, clústering,
  • clasificación, modelos mixtos)
  • Lingüística (que es el contexto en el que se aplica lo anterior).

La participación en este grupo está indicada para quienes tengan interés en las aplicaciones lingüísticas de la estadística (y de R, por supuesto). Y muy particularmente para esos lingüistas que se han encontrado con que su disciplina (o grandes partes de ella), cada vez más, está dejando de ser de letras.

Más sobre la ley de Benford (I): una condición suficiente

Las circunstancias —frente a las que soy dócil como el que más— me conducen a escribir de nuevo sobre la Ley de Benford. En concreto, voy a traer a la atención de mis lectores una condición suficiente para que se cumpla. Y de ella extraeremos conclusiones tal vez sorprendentes en sucesivas entradas de la serie que con esta inicio.

Dado un número (p.e., 1234), lo podemos descomponer en dos: una potencia de 10 y otro entre 0 y 10:

Un plan de acción para extender el ámbito de la estadística

Ya es un poco viejo: tiene 12 años. Pero su contenido es de lo más actual. Se trata de un artículo de Cleveland titulado Data Science: An Action Plan for Expanding the Technical Areas of the Field of Statistics que se plantea extender el ámbito de acción de la estadística (tradicional) a nuevas áreas (emergentes entonces) y cuyo objetivo es definir un conjunto de contenidos que deberían conformar el bagaje del analista de datos (hoy lo llamaríamos científico de datos o data scientist).

Las leyes de Benford

Escriribé hoy sobre las leyes de Benford. Así, en plural.

Porque cuando escribí sobre la Ley de Benford hace un tiempo, indiqué cómo la frecuencia de cada primer dígito es decreciente (del 1 al 9) siempre que la función de densidad de la serie de los números que se investigue sea ella misma decreciente. Este resultado trivial bien podría llamarse Ley Débil de Benford.

Sin embargo, las probabilidades de ocurrencia de cada dígito dependen de la distribución de la serie, como bien podrá comprobar quien visite esa antigua entrada mía.

¿Cómo vota la gente?

La gente vota de muchas maneras. A bote pronto, uno diría que lo hace cada cuatro años con papeletas y en medio de parafernalia de listas cerradas, mítines y similares aditamentos.

Pero hay otros que opinan que hay mecanismos alternativos de voto. La gente puede votar en Twitter, por ejemplo. Y algunos conceden a esos votos una relativa potestad para adivinar o, incluso, influenciar fenómenos de importancia económica, política o social.

Quienes entablan batallas numéricas después de las manifestaciones, qué duda cabe que atribuyen efectos plebiscitarios a que la cola de la marcha llegase o no a Atocha cuando la cabecera entraba a Colón.

Estadísticas oficiales alternativas

Me reconozco entusiasta de la heterodoxia. Allá donde hay comunión de pensamiento, siento la necesidad imperativa de abrir las ventanas y orear el ambiente. Y en pocos ámbitos la hay menos que en el de las estadísticas oficiales, que se toman como trasunto mismo de la realidad que aspiran a medir.

Por eso traigo a estas páginas la mención a Shadow Government Statistics, un portal que proporciona medidas alternativas de las principales magnitudes macroeconómicas (de los EE.UU.). Su autor, Walter J. Williams, ilustra así de descriptivamente su desencanto con las cifras oficiales: