Gráficos e interactividad: una ocasión desaprovechada
Cuando los gráficos son estáticos, los compromisos mandan. ¿Mostramos las diferencias relativas? ¿O las magnitudes absolutas? Ocurre casi indefectiblemente que cuando uno opta por una opción siempre alguien en la audiencia levanta el dedo y sugiere la alternativa. ¿Mostramos ambas a la vez? Entonces abusamos de la usualmente limitada superficie construible de nuestro informe y, además, violentamos ese principio de que lo bué, si bré, dos ve bué.
La interactividad en los gráficos permite superponer vistas diversas de unos datos en un recinto acotado. Pagamos un peaje: tenemos que descubrir nosotros mismos la que más nos interesa y navegar hasta ella. Pero, por lo general, compensa.