Mileuristas... anuales

Publicaba el otro día El País una nómina de Franco de noviembre de 1935 con un líquido a percibir de 2.429,98 pesetas. Según el articulista,

[s]i comparamos aquella cantidad con el coste de la vida actual, la equivalencia se elevaría a 5.261,80 euros. Así lo ha calculado para EL PAÍS Ernesto Poveda, del Grupo Icsa, dedicado, entre otras cosas a asuntos de observatorio salarial. El trabajo está hecho con arreglo a la tabla de actualización de precios al consumo que establece Jordi Maluquer de Motes, catedrático de la Universidad Autónoma de Bellaterra (Barcelona). “Se trata de la referencia utilizada por los historiadores económicos avalada por el Banco de España”, explica Poveda.

Bien, son 5.261,80 euros en virtud de un argumento de autoridad. Pero, ¿cómo eran realmente sueldos y salarios en aquella época? La única referencia de cifras y precios de la época (y aún no sé si muy precisa) es el jornal de mi abuelo cuando trabajaba de obrero en la carretera que serpentea hasta coronar el puerto de Monrepós. Y era de unas pocas pesetas al día, no recuerdo bien si tres, cinco u ocho. Menos de diez, seguro.

Así que he buscado información de sueldos y salarios en el BOE de entonces. Por ejemplo, es curioso cómo los precios de muchos productos básicos de entonces,

precios_1935

son muy similares a los vigentes hoy en día… salvo que están expresados en pesetas y no en euros. Digamos que 2.429,98 (o 1000) pesetas de las de entonces, para las cosas de comer, daban como 2.429,98 (o 1000) euros de ahora. Aunque es seguro que el precio relativo de otros componentes de la canasta (ropa, libros, vivienda, etc.) difiere notablemente de los de hoy en día.

¿Y los salarios?

Encuentro una “Orden ascendiendo al sueldo de 6.000 pesetas [anuales] al Catedrático [de Instituto] de Matemáticas don José María Royo-Villanova y Morales”; otra “ascendiendo al sueldo de 6.000 pesetas en la décima categoría al Catedrático de Matemáticas del Instituto Nacional de Segunda enseñanza de Reus, D. Jorge Dou Max de Xexás”. A Don Bonifacio Arteche Landaburu y don Juan Vich Company, Profesores numerarios con destino en las Escuelas de Náutica de Bilbao y Barcelona se les concedió el derecho a al percibo del sueldo anual de 6500 pesetas. Había sueldos de 4.000 pesetas anuales para “Maestros y Maestras”, un ascenso al sueldo de 3.000 pesetas a D. Antonio de Miguel Martínez, Auxiliar numerario de Ciencias en el Instituto de San Isidro, de Madrid; sueldos de 4.000 pesetas para funcionarios del Cuerpo Auxiliar de Archivos, Bibliotecas y Museos; uno de 1.000 pesetas a D. Manuel Moreno Gimeno, Profesor auxiliar interino de la Escuela Superior de Pintura, Escultura y Grabado de Valencia.

Y luego sueldos más elevados: 19.000 pesetas para D. José María Glalde Satrústegui, que sirve el cargo de Presidente de la Audiencia territorial de Pamplona; o 17.250 pesetas anuales, a D. Carlos Galán Calderón y D. José González de la Calle, Magistrado de la Audiencia territorial de Palma de Mallorca y Magistrado de la provincial de Teruel, respectivamente.

Manifiestamente, no todos los tiempos pasados fueron mejores.

(Era mi propósito orginal, aunque no lo haré, terminar con una pregunta malintencionada para aquellos del parecer de que las cosas van de mal en peor: ¿cuál fue ese feliz momento de la historia española en que en virtud de un corolario del teorema del valor medio aplicado al interavalo [1935, 2015] tocamos techo?).