Contrafactual

Ceteris paribus vs Heráclito

Nuestro producto aumenta el X de las empresas en un Y%.

¿Cuántas veces hemos oído eso?

Esa afirmación presupone una fe ciega en la posibilidad de aplicar el principio del ceteris paribus en situaciones reales. Pues lo siento: el ceteris paribus es un concepto irreal, una aspiración a la que la realidad de las cosas se opone tozudamente.

¿Y Heráclito? Heráclito nos observa desde donde esté y se fuma un puro.

Un acto fallido: la pregunta sigue, pues, abierta

Jot Down es una publicación recomendable. Aunque frecuentemente peque de a lo que tienden las publicaciones de letras (en el sentido menos amable del término): que prime el escribir bonito sobre la sustancia, el argumento y su coherencia.

El artículo que motiva este se anuncia como Especulación inmobiliaria, tradición centenaria y recoge tres episodios (¿anécdota? ¿categoría?) bien conocidos pero florida y amenamente descritos:

  • El del duque de Lerma a principios del XVII.
  • El del marqués de Salamanca, en el XIX.
  • El que se deriva de la ley del suelo de 1998.

Se habla abundantemente de los aspectos negativos de los tres (recuérdese: de letras). Al tratar el último, el más interesante en términos efectivos, se arrima pero no llega a plantear (y, por supuesto, tratar de dar respuesta a) la pregunta más obvia. Es algo así como si en una película de intriga, en los últimos minutos, tras la escalada de la tensión, en lugar de resolver el misterio e identificar y detener al asesino, cambiase súbitamente el género y una horda de zombis se comiese el cerebro de todos los implicados.

Contrafactualidad radial

Leí estas navidades un libro sumamente recomendable, España, capital París, de Germà Bel. Su tesis ha vuelto a ser glosada recientemente por César Molinas dentro de una serie de artículos, igualmente recomendables, en El País.

La tesis explícita de este libro es simple y documentalmente incuestionable: que la red de infraestructuras españolas fue diseñada al servicio de una visión esencialmente administrativa de España, con Madrid en su centro, y al margen de las necesidades de la economía. Como consecuencia, las regiones económicamente más dinámicas quedaron relegadas, se crearon graves ineficiencias y se incurríó en severos costes de oportunidad. Todo por servir al funcionariado, a una cierta visión de la realidad nacional y al que tan acertadamente retrata Molinas como capitalismo de palco del Bernabéu.