Estadística

Estadística descriptiva allende la estadística descriptiva

Este fin de semana me toca enseñar estadística en el máster de data science de la UTAD. Heredo un programa que incluye una sección importante de estadística descriptiva (que pienso subvertir, claro está).

La estadística descriptiva, según la entiendo, va mucho más allá de lo que viene llamándose estadística descriptiva: eso de las medias, las medianas, el análisis unidimensional, etc. Pienso que un modelo estadístico no es sino una evolución natural de esas trivialidades que nos proporciona una comprensión más profunda de los datos: más allá de cómo son las variables una a una, cómo interoperan y de qué manera actúan para determinar uno o varios efectos de interés.

Una interpretación (rápida y sucia) de los coeficientes de la regresión logística

Los coeficientes de la regresión logística tienen una interpretación recta en términos de odds ratio. Que es un concepto sobre el que puede que alguien tenga algún tipo de intuición. Pero yo no.

¿Cómo podemos interpretar, aunque sea de manera rápida y grosera, los coeficientes? En términos de la variación de la probabilidad cuando la variable correspondiente cambia de valor (p.e., en una unidad). El problema es que la probabilidad depende del valor del resto de las variables: la relación no es lineal. No obstante, esa intuición es posible (en algunos casos: véase la nota).

Rapapolvos al INE

¿Os acordáis de cuando escribí que para ingresar en el INE solo hacía falta estadística viejuna? Pues me cuenta una fuente fidedigna que Eurostat ha realizado una auditoría a nuestro organismo estadístico de cabecera y que le ha caído un buen rapapolvos. Consecuencia del cual, el INE está reformulando los criterios de acceso y tratándose de poner al día.

Igual no es cierto. No soy ducho en eso de manejar fuentes y hablar por terceros, sean o parezcan fidedignos o no. Tal vez me han metido un gol. Mas se non è vero, è ben trovato. Y si lo es, lo sabremos pronto.

Banzhaf y las elecciones que se nos vienen

Es pertinente rescatar una entrada de hace tres años sobre D’Hondt y Banzhaf. En el enlace, los detalles.

Me limitaré a actualizar el código de la función para que muestre las alianzas (algunas enteramente esperpénticas) posibles, que queda de la forma

banzhaf <- function(x){
  x <- -sort(-x)
  x <- x/sum(x)

  foo <- function(a,b,p){
    if(p>1/2)
      return(list(a))

    if (length(b)==0)
      return(NULL)

    b.prima <- b[-1]
    delta <- b[1]
    p.delta <- x[delta]

    return(c(foo(c(a,delta), b.prima, p+p.delta), foo(a,b.prima,p)))
  }

  res <- foo( NULL, names(x), 0)
  print(res)
  sort( table(unlist(res)) / length(res) )
}

y a aplicarlo sobre algunos casos de la más rabiosa actualidad que Leda Duelo ha tenido la gentileza de preparar para mí y, a través de esta página, para ti también. Son los que siguen.

Pocos de los encuestados...

Como aragonés, a veces me interesa el estado de ese idioma que algunos quieren convencerme de que me es propio. En la Wikipedia hay un mapa que indica la presunta distribución de las distintas lenguas en Aragón y tienen marcado de rojo zonas que no conozco mal y en las que jamás he oído hablar en tal cosa.

Fuera de los mapas que se colorean ateniéndose a criterios poco transparentes, ¿qué nos dicen los estudios serios que puedan haberse hecho sobre los hablantes de esa lengua? Uno de los estudios más recientes que he visto (2006), Usos del aragonés en el Aragón aragonesparlante, en la página 95 y siguientes de esto, describe los resultados de una encuesta que realizaron sus autores a una muestra de 431 sujetos (n = 431) de 16 y más años residentes en los municipios de la zona incluida en el dominio lingüístico del aragonés.

¿Si un día faltan 21.63 euros en caja?

Si un día faltan 21.63 euros en caja se cuenta y se recuenta. Se revisan los tiques, se comprueban los pagos con tarjeta, se vuelven a sumar los pagos a proveedores, etc. Hasta que, con suerte, alguien encuentra algo y la diferencia se reduce a, digamos, 3.92 euros. Pero cuando la diferencia es de 2.15… se da por buena sin más.

Cuando el t-test da un p-valor de .058, se revisan los números, se reestudia la carga y manipulación de datos, se replantea si el caso 194 es o no un outlier, etc. Pero si el p-valor es 0.036, nada de eso ocurre. Nadie revisa caso 194. ¡Ni falta que hace!

La información es sorpresa

Hace unos días publiqué esto en Twitter:

David Cabo, muy oportunamente, denunció

Cosa que no niego. La frase que resumía el enlace tiene esa pintaza. No obstante, el artículo al que apunta es una elaboración de esa frase. El artículo, además, incluye (y no es habitual) referencias a dos artículos académicos (que no he consultado) que, entiendo, tratan y desarrollan la cuestión.

Más sobre el error de medida

En el periódico del domingo nos regala Ángel Laborda un parrafito delicioso que abunda en el tema tratado en mi última entrada sobre el una error de medida.

Así dice:

Ahora bien, hay que tomar estos datos con muchas cautelas. Una vez más estamos delante de datos estadísticos de cierta complejidad a la hora de interpretarlos y de valorarlos. En primer lugar, se observa que la desestacionalización de los mismos que hacen, por un lado, el Ministerio de Economía y, por otro, el INE cuando los utiliza en el cálculo de la contabilidad nacional, difiere notablemente. En segundo lugar, los deflactores utilizados por ambos organismos para pasar de precios corrientes a constantes también vienen difiriendo significativamente (en el primer caso se utilizan los valores unitarios y en el segundo, los índices de precios de exportación e importación de productos industriales complementados con alguna otra información para los no industriales). Todo ello lleva a obtener tasas intertrimestrales bastante diferentes en un caso o en otro. Haciendo un cálculo aproximativo, hasta que en la próxima semana conozcamos las estimaciones del INE, llegamos a la conclusión de que la caída intertrimestral a precios constantes de las exportaciones ha sido algo mayor a la señalada anteriormente y, en cambio, la de las importaciones ha sido bastante menor, situándose incluso por debajo de las exportaciones, con lo que la aportación conjunta al crecimiento del PIB ha podido ser de nuevo negativa.

Error de medida

Por su interés y oportunidad, reproduzco aquí y en su idioma original (la parque que nos es más relevante de) un breve editorial de Simon Baptist, economista jefe de The Economist Intelligence Unit.

Así reza:

This week we had some apparent good news with [Indian] GDP growth at the end of 2014 revised upward to 7.5% but, looking closer, a large part of the good performance is due to changes in the way that GDP is calculated. These changes are welcome, as they better reflect the structure of the current Indian economy, but remind me that the mind-numbingly boring issues of price deflators and sectoral weights are actually much more important to economic statistics than issues of reform or central bank behaviour. Although it is less exciting, we economic commentators really should spend more time focusing on where our numbers come from rather than breathlessly extolling changes that are smaller than the likely measurement error. Either way, really understanding the context of data and forecasts is critical to making good business decisions.