Hace un tiempo pregunté a la Fundéu cómo traducir la expresión over the counter. Pobres, tienen mucho trabajo en esta península asperjada de anglicismos. La respuesta, sinceramente, no me sirvió de mucho: me impedía hacerme entender con mis semejantes.
Hace poco se le planteó también si escribir Euribor o euríbor. Optaron por la segunda por considerar el término como común.
Yo solo estoy de acuerdo con ellos a medias. Por un lado, existe el euríbor (nombre común y propiamente españolizado, con su tilde) que se refiere a cierto precio del dinero (o tipo de interés).
Nos hemos ocupado previamente de estas cuestiones. Abundo en ellas ahora a causa de un informe publicado por la ONS (Office of National Statistics, el INE británico) titulado The effects of taxes and benefits on household income, 2010/2011. Extraigo de su resumen los siguientes puntos:
Antes de impuestos y beneficios sociales, el quintil más rico de los hogares tenía una renta media de £81.500, 16 veces superior a la del quintil más pobre, £5.
Ayer fue día de auditorías bancarias. A las cinco y media de la tarde se enfrentaron un secretario de estado y el subgobernador del Banco de España a un pelotón de periodistas anuméricos con hambre de una sola cifra (pero de muchos ceros) con la que saciar el hambre también de una sola cifra de un país merecidamente atribulado (a más de, no se sabe si por emanación o reflejo, igualmente anumérico).
Siempre que puedo, aprovecho para hablar bien del Banco de España. Trabajé en él seis meses, precisamente en algo que se llamaba algo así como el sistema informacional de la central de riesgos (bancarios). A quien no tiene prisa me gusta contarle lo que ahí hice con SAS y Oracle, uno de esos pocos trabajos que me han dejado completar a mi gusto.
Pero el otro día me tocó darle un buen tirón de orejas.
Los patriotas españoles del siglo II a.C. peleaban por la estepa lusitana contra los romanos y abominaban del alcantarillado y los acueductos. Los del siglo XVI, seguían el caminar del sol sobre el azul del mar para blanquear un subcontinente con el empuje de sus caderas. Los del XIX fusilaban a alcaldes liberales en las plazas de las villas altonavarras.
Y los españoles patriotas de junio de 2012 leemos el informe de estabilidad financiera del Banco de España.
Hoy, ni estadística, ni R, ni nada de lo que estilo. Me limitaré a mostrar un gráfico sobre la deuda y el apalancamiento en algunas economías notables extraído del último informe del FMI
Aun sin ser experto, se me antoja realizar algunos comentarios:
Aunque se tienda a meter a España e Italia en un mismo saco, presentan diferencias notables: Italia tiene una deuda alta; España, baja. Sin embargo, Italia tiene superávit primario (es decir, ingresa más de lo que gasta, por lo que su deuda tendería a reducirse) y España, déficit.
Sé que es un ejercicio vano. Pero lo hago igualmente.
Completar una declaración del IRPF es un ejercicio extenuante y, sobre todo, aburridísimo. Y menos mal que ahora existe el programa PADRE que lo automatiza. (Eso sí, señores programadores de la Agencia Tributaria: ¿podían no utilizar el color amarillo de fondo? Tras unas cuantas horas de casilla en casilla se me acomoda la retina de tal manera que se me alteran los cromatismos y lo veo todo la mar de sicodélico).
Arranca Tolstoi en Ana Karenina con esta frase mítica: Todas las familias felices se parecen entre sí; las infelices son desgraciadas en su propia manera.
Me recuerda mucho a la contraposición entre la probabilidad que estudié en la universidad y la que regía fuera. Dentro, mis variables eran, casi indefectivamente, iid, es decir, independientes e idénticamente distribuidas. Y las variables independientes son muy parecidas entre sí. Incluso más, diría yo, que las familias felices.
Es algo viejo, pero vale la pena traerlo a estas páginas. Se trata de un manifiesto que comienza parejo a aquel otro ahora arrumbado: Un espectro recorre los mercados — el espectro de la falta de liquidez, la congelación del crédito y el fracaso de los modelos financieros.
Habla, sí, principalmente, de finanzas. Pero en gran medida desde la óptica de la modelización y de su responsabilidad en el caos que vivimos ahora.
La entrada de hoy la podía haber hecho en Twitter porque va a ser breve. Pero, ya que he tocado el tema de los impuestos y no tengo mucho tiempo, regalo a mis lectores una cifra sorprendente extraída de las páginas de la Agencia Tributaria.
Mirad los siguientes datos correspondientes al 2009:
Indican que en tal año, 16.7 millones de españoles declararon rendimientos del trabajo por un importe medio de casi 20.
Parece mentira, pero hay gente que lo calcula fatal. Hace tiempo, un antiguo colega mío, matemático él, había propuesto el ejercicio a sus alumnos y estimó, me contó, que el banco recibía, aproximadamente, el doble de lo que prestaba. La operación que había realizado era muy sencilla: calcular el saldo vivo inicial con la suma de todas las cuotas mensuales. Pero la operación es incorrecta. Veamos por qué. Y obtengamos, de paso, alguna estimación más ajustada.
Tengo una hipoteca. El tipo de interés que pago es el Euribor a 12 meses más un diferencial. He usado una calculadora de hipotecas y he descubierto que si el Euribor sube un 1%, mi cuota (anual, es decir, sumando los incrementos de los 12 meses) se incrementaría en 660 euros.
Y me he preguntado: ¿existe algún producto financiero que me dé dinero si sube el Euribor? ¿Existe alguna manera de protegerme de una subida del índice?
Quien busque información al respecto por ahí verá opiniones y cifras. En cualquier caso, y como se verá aquí, todo depende del cuándo. Finalmente, después de mucho buscarla, he conseguido información sobre la rentabilidad histórica de la bolsa española —específicamente, del IGBM, el índice de la Bolsa de Madrid— desde su creación en 1940.
Se observa en la serie que 100 pesetas invertidas en tal año se convirtieron en casi 17000 en el 2004.