El paro, ¿cosa de hombres?
Está de moda hablar de paro. Pero las discusiones al respecto adolecen de una serie de carencias:
- Son excesivamente retrospectivas: nos aburren con la serie temporal, lo que pasó en 2003, en 1995 y otras fechas ya amortizadas.
- Tienen un sesgo administrativo: honestamente, lo que pase en Andalucía importa (o debería importar) poco a un andaluz que acaba de graduarse y busca su primer empleo. Además de que existen opciones fuera de las distintas comunidades autónomas, no hay un mercado de trabajo sino cientos de mercados de trabajo estancos dentro de cada una de ellas.
- El tema de la desigualdad entre sexos se trata de manera totalmente pueril: apenas se hace un esfuerzo por controlar el resto de las variables de confusión que pueden afectar a las tasas de paro entre sexos (p.e., la edad, el nivel educativo, etc.).
Interesa más pensar qué puede pasar en el futuro. Es complicado pero, aun así, hay fenómenos (como los demográficos) de una inercia ineluctable. Nuestros políticos, además, deberían estar pensando cuántos médicos, cuántos ingenieros, cuántos electricistas puede necesitar nuestra economía al cabo de los plazos multianuales que necesita la formación de nuevos profesionales. Para que no nos pase como en el pasado.