Cuando era estudiante, hace ya demasiado, un compañero mío me comentaba los problemas que tenía para hacer comprender a sus alumnos resultados básicos sobre cálculo de probabilidad, probabilidades condicionadas y similares: a aquellos alumnos el resultado que aparecía en la pizarra les parecía ilógico y no parecía haber manera de sacarlos de su empecinamiento.
Yo le di un consejo: de estar tan empeñados en su error, seguro, aceptaría participar y apostar en algún juego de azar _ad hoc _en el que se los pudiese desplumar. Estoy convencido de que hubiese sido una experiencia tan pedagógica como lucrativa.