La respuesta es sí. Al menos, si haces caso a las principales cuñadofuentes que puedes encontrar buscando en Google sobre el asunto o el cuñadolibro que critiqué el otro día (y que, dicho sea de paso, ilustra el nivel de los sujetos a los que encomendamos la educación de las futuras generaciones patrias).
Pero la respuesta es no. Un estudio de esas características tiene un serio riesgo de selección —efectivamente, para ganar un Óscar tienes que haber sobrevivido lo suficiente— que el primer y descuidado estudio sobre el asunto no tuvo la precaución de corregir.
Escribí ya hace tiempo (aquí):
Relata lo ocurrido en un pueblo inglés en el que una noche, unos vecinos (presuntamente), descendientes sin duda de aquellos campesinos búlgaros que huían de la vacuna, echaron abajo una antena de telefonía móvil que tenía al pueblo en vilo (la historia, aquí). Porque, resulta, alrededor de ella se habían dado recientemente n casos de cáncer: aquello era un clúster de cáncer. Y puestos a buscar culpables, ¿por qué no el electromagnetismo?
Hace unos días se retractó un artículo sobre la relación entre el tabaco y el covid porque los autores habían omitido cierta presunto conflicto de intereses (los detalles, aquí).
He subrayado la palabra porque en el párrafo anterior: es la más relevante de toda la historia.
No mucha gente sabe que el teorema de Pitágoras es simplemente la proposición 47 de los Elementos de Euclides. Ni a Euclides ni a nosotros nos importa en absoluto si Pitágoras tuvo conflicto de intereses alguno con la industria del cartabón ni con el sindicato de agrimensores.
Escribo hoy acerca del CIS y la cocina de la intención de voto. Lo hago desde la ignorancia informada en esos temas y sin pretensión alguna de ser o parecer más listo que otros.
El CIS realiza unas encuestas (con un muestreo amplio y bien diseñado, cuentan), de las que obtiene, entre otras cosas, una serie de datos, $latex x$ que incluyen simpatía, recuerdo de voto, etc. Existe por otra parte un valor enteléquico, $latex y$, no siempre observable, que conocemos por resultados electorales si se votase hoy o algo parecido.
El clústering (o análisis de conglomerados, o como se le quiera llamar) es un atajo intelectual. En lugar de estudiar individuos (no necesariamente personas), estos se agrupan de manera más o menos cuestionable, se eligen representantes en cada uno de ellos, cuyas características se atribuyen a continuación a todos sus miembros.
No puedo evitar escribir párrafos como el anterior sin que me venga a la nariz ese olor a naftalina de cuando era crío y abría los armarios de mi abuela.