¿Tartas? No gracias
Voy a dejar aquí escrito mi argumento. Para que conste. Para tener que repetirlo cada vez que un exceladicto osa objetar. Por pereza. Para no tener sino que dar el enlace y pasar a otra cosa. Porque vamos para la primavera y es mejor dedicar el tiempo a cosas mejores que a dar vueltas sobre el mismo asunto.
El uso de tartas para visualizar fracciones está sancionado (acepción segunda) por la escuela básica: ¿quién no las vio representadas en una pizarra cuando oyó por primera vez en su vida mencionarlas palabras tres octavos, numerador y denominador? El que la formación matemática de muchos no llegase mucho más lejos unido a su prominente presencia en el endiosado Excel ha perpetuado su uso en los negocios y publicaciones para el gran público.
Pero es de notar que su uso es casi anecdótico en publicaciones científicas. Y hay sobradas razones para ello. Unas son sicológicas y tienen que ver con la inhabilidad con que el ojo percibe y compara ángulos y áreas. El siguiente gráfico, extraído de la Wikipedia, ilustra el fenómeno sin necesidad de más palabras:
La Wikipedia añade (mi traducción):
[…] es más difícil comparar el tamaño de los objetos de una gráfica cuando éstos, en lugar de en longitud, varían en área o forma. De acuerdo con la ley de las potencias de Stevens, el exponente asociado al área es 0,7, mientras que el de la longitud es 1. Esto sugiere que la longitud es mejor escala: las diferenicas percibidas se corresponden linealmente con las verdaderas.
La segunda tiene que ver con la violación de los tres principios más básicos del arte de la representación gráfica de datos, de los que ya hablé previamente. En particular, no son nada económicas: tienen un pésimo ratio información-tinta, como evidencia el siguiente gráfico,
extraído de esta magnífica bitácora, y que se resume en un único número, 9,94.
Así las cosas, apenas hay un único gráfico de tarta que me haya resultado satisfactorio. Los demás, graficaca.