Posterioris informativas (o más bien, cuando te informan de cuál es la posteriori)

El otro día, en la ronda de preguntas tras mi charla en la Universidad de Zaragoza, después de mi enconada defensa de las prioris informativas, alguien apostilló muy agudamente: si tenemos prioris muy informativas, ¿para qué queremos datos?

Eso, ¿para qué queremos datos?

El otro día me lo explicó otro amigo en las siguientes líneas que reproduzco con las inexactitudes achacables a memoria anaidética:

En una empresa, un consejero tiene un proyecto, una idea. La tiene que defender frente al CEO y el resto del consejo. Ahí entra la ciencia de datos: alguien presenta un documento con tablas y gráficos que le dan un sostén basado en datos [a aquellas ideas que son previas a los datos].

Ya no es que se fijen prioris. Tan, tan a menudo, son las posterioris las preestablecidas y los datos quedan en puro aliño.