Un experimento físico (y su relación con la causalidad) (II)
En esta entrada es continuación y discusión de la primera de la serie. En esta se va a discutir su relevancia en la discusión sobre lo que es la causalidad más allá de las técnicas que puedan existir para identificar y medir el tamaño de los efectos una vez que la causalidad está postulada.
Comenzaré haciendo notar una obviedad: el concepto de causalidad es ajeno a las matemáticas. Los hechos matemáticos no tienen causas sino razones o explicaciones. Que los catetos de un triángulo rectángulo midan 3 y 4 no es la causa de que su hipotenusa mida 5, sino su razón.
En física, sin embargo —aunque existen notorias excepciones— cabría pensar que operan lo que conocemos habitualmente como causas: algo presenta una determinada configuración porque ciertas fuerzas han operado de determinada manera. El experimento descrito en la entrada anterior de la serie, sin embargo, parece violar este principio: la particular disposición de los palillos encuentra su explicación en la propia geometría del espacio y, en particular, de su carácter tridimensional.
Se me ocurren algunas situaciones físicas más que podrían poner en cuestión el concepto de causalidad clásica en física. Voy a exponer un par con cierta desconfianza en la verdad de la cosa y con algo de miedo a que me riña un físico —a quien le agradeceré la corrección, si procede, y al que le prometo una rápida enmienda—.
La primera es el movimiento de un objeto en el espacio (p.e., un asteroide). Puede decirse que sigue determinada órbita curva por influencia de la fuerza gravitatoria de que ejercen sobre él el sol, los planetas, etc. Esa sería la causa de que no siguiese un movimiento inercial. Sin embargo, nos contaba la Muy Interesante dizque la gravedad no es otra cosa que una curvatura en el espacio-tiempo: en tal caso, el asteroide no estaría sino recorriendo una geodésica en ese espacio curvo. Es decir, no habría causa ni fuerza alguna, sino solo un motivo, la particular geometría de ese espacio, en el que se estaría moviendo. A nosotros nos daría la impresión de estar moviéndose en una trayectoria curva y afectado por una serie de fuerzas, pero solo porque lo vemos desde nuestras particulares coordenadas cartesianas.
La segunda, es la reformulación de Lagrange y luego de Hamilton de la mecánica clásica. En la newtoniana se ve explícitamente la operación de las fuerzas, las causas clásicas. Pero en el la reformulación aparecen una serie de operadores, de argumentos variacionales, de principios (como el de mínima acción), etc. del que se deducen movimientos y trayectoras, de nuevo, more geometrico.