Números

Las auditorías bancarias de ayer

Ayer fue día de auditorías bancarias. A las cinco y media de la tarde se enfrentaron un secretario de estado y el subgobernador del Banco de España a un pelotón de periodistas anuméricos con hambre de una sola cifra (pero de muchos ceros) con la que saciar el hambre también de una sola cifra de un país merecidamente atribulado (a más de, no se sabe si por emanación o reflejo, igualmente anumérico).

El otro AIC

Para los estadísticos, las siglas AIC remiten a Akaike. A partir de ahora, tal vez menos. AIC es también el Actual individual consumption, o consumo individual real, un indicador que trata de medir

todos los bienes y servicios efectivamente consumidos por los hogares.  A los adquiridos realmente por ellos agrega los que proveen el gobierno o las organizaciones sin ánimo de lucro (por ejemplo, educación o sanidad). Para comparaciones entre países es más útil que el consumo de los hogares tradicionales porque este último indicador depende de la manera en que determinados servicios son adquiridos en el mercado o provistos por otras instituciones.

El índice de riqueza integral

Alguna vez hemos criticado aquí el PIB como indicador del progreso de una economía, además de algunos aspectos metodológicos de su cálculo y la manera en que, por decirlo de alguna manera, se presenta en sociedad.

Un ejemplo: el destrozo que provoca un terremoto no resta del PIB. Sin embargo, el trabajo de reconstrucción sí.

El siguiente ejemplo ilustra otro de los principales problemas del PIB: si un país extrae petróleo del subsuelo, lo refina, lo vende en una gasolinera y alguien lo quema en alguna tontería, el indicador, mágicamente, asciende. Pero ese petróleo se ha esfumado para siempre y ya no está disponible en el ejercicio siguiente. Además, el dióxido de carbono resultado de su combustión queda en la atmósfera elevando la temperatura del globo e intoxicando. Pero el PIB ignora estos aspectos.

Rankings de colegios: problemas y alternativas

Me voy a sumar al rol de bitácoras que hablan del ministro Wert. No lo conocía de nada pero el día de su nombramiento, El País publicó un artículo suyo —que no he podido ubicar— en el que, como sociólogo, analizaba ciertos resultados electorales. Ese detalle me hizo pensar que me iba a caer bien el hombre. Y, pobre, no para de dar y recibir disgustos.

Planea ahora elaborar un ránking de colegios. No es una ocurrencia sino algo que se hace con normalidad (aunque no sin problemas, a veces) en otros sitios y que acá hacen otros en ocasiones.

¿Por qué me quejo del Banco de España?

Siempre que puedo, aprovecho para hablar bien del Banco de España. Trabajé en él seis meses, precisamente en algo que se llamaba algo así como el sistema informacional de la central de riesgos (bancarios). A quien no tiene prisa me gusta contarle lo que ahí hice con SAS y Oracle, uno de esos pocos trabajos que me han dejado completar a mi gusto.

Pero el otro día me tocó darle un buen tirón de orejas. Su último informe de estabilidad (¿inestabilidad?) financiera adolece de graves problemas conceptuales, de bulto. Por agregar (o promediar) la información de todas las entidades financieras españolas en un único balance incurre en un error que voy a ilustrar con un símil.

Definiciones estadísticas básicas (para los periodistas de "El economista")

Muy señores míos periodistas de El Economista: déjenme que les recuerde una definición estadística básica para que no vuelvan a meter la pata como en su reciente artículo ¿Está la mitad de los jóvenes en paro? La tasa real sería del 18%.

Efectivamente, según la OECD, sólo el 18% de los españoles entre 15 y 24 años son desempleados. Un desempleado es una persona que no tiene trabajo y lo busca activamente. Y se supone que si estudia está… estudiando, no buscando trabajo.

Deuda y apalancamiento

Hoy, ni estadística, ni R, ni nada de lo que estilo. Me limitaré a mostrar un gráfico sobre la deuda y el apalancamiento en algunas economías notables extraído del último informe del FMI

Aun sin ser experto, se me antoja realizar algunos comentarios:

  • Aunque se tienda a meter a España e Italia en un mismo saco, presentan diferencias notables: Italia tiene una deuda alta; España, baja. Sin embargo, Italia tiene superávit primario (es decir, ingresa más de lo que gasta, por lo que su deuda tendería a reducirse) y España, déficit. Y es por ahí que van los tiros de los famosos recortes… Y por eso también es que últimamente se habla del desacoplamiento entre ambos países.
  • Ah, Alemania… ¿cómo están tus bancos? ¿Sabes que el apalancamiento es una caja de Pandora?
  • ¡Qué fotogénica es la Eurozona! ¿Será que necesitamos más Europa y menos Grecias (así como más España y menos Valencias y Pioces)?

Jugar empobrece

Fumar mata. Cien gramos de barritas de cereales (cuatro unidades) contienen 0.2 gramos de sodio. Y unos carteles amarillos indican que hay que tener cuidado al pisar porque acaban de fregar el suelo. El estado quiere que dejemos de fumar, tengamos una dieta sana y no nos descalabremos.

Pero, ¿por qué no se etiquetan de igual manera las máquinas tragaperras? Un reciente artículo en Significance especula sobre la manera en que poder transmitir información sobre la peligrosidad de estos dispositivos a sus —tristes— usuarios. Porque, curiosamente, así como con la ruleta y otros juegos de azar es posible calcular las probabilidades involucradas, las máquinas tragaperras con particularmente opacas.

Por un IRPF ergonómico

Sé que es un ejercicio vano. Pero lo hago igualmente.

Completar una declaración del IRPF es un ejercicio extenuante y, sobre todo, aburridísimo. Y menos mal que ahora existe el programa PADRE que lo automatiza. (Eso sí, señores programadores de la Agencia Tributaria: ¿podían no utilizar el color amarillo de fondo? Tras unas cuantas horas de casilla en casilla se me acomoda la retina de tal manera que se me alteran los cromatismos y lo veo todo la mar de sicodélico).

Números rojos (y perfectibles)

El otro día compré un número de Números Rojos. En parte, por curiosidad. En parte, por deformación profesional. Y también porque escribían Peces-Barba, Mayor Zaragoza y algún otro.

Y sé que existen las erratas. Y se puede meter la pata. Pero hay cosas que son imperdonables en un eurodiputado, como parece que lo es el señor Jean-Paul Besset, como confundir el PIB con el PIB per cápita. Efectivamente, existe el Índice de Desarrollo Humano que recoge aspectos que se le escapan a ese otro baremo con que se miden los países, como es el PIB per cápita. Pero si uno quiere cargar las tintas contra este último indicador como línea argumental principal del artículo, bueno es no confundirlo con el PIB total (con mi subrayado):

Contar, ¿fácil?

Contar debería ser fácil. Sobre todo, cifras relativamente pequeñas. Y más para el Estado, con todo su —aunque menguante, según algunos— poder.

Por otro lado, dicen, las cifras son las que son. Y son incuestionables. Además, sirven para cuestionar. Por ejemplo, para cuestionar la labor de la Dirección General de Tráfico, cuyo rendimiento, en gran medida, se mide por el recuento anual de muertes en la carretera.

Y en este contexto, y a la luz de lo publicado recientemente en la prensa, diríase que sucede un fenómeno que me parece la mar de sorprendente: el número cobra una importancia que la metodología no puede matizar. Directores, exdirectores y asociaciones de no sé muy bien qué, se atizan —cual garroteros gollescos— con alternativas metodológicas persiguiendo intenciones que, uno sospecha, tienen poco que ver con la creación de un cuadro lo más fidedigno posible de la realidad. (A veces tengo la tentación de promover para este tipo de discusiones —así como existen las bizantinas— el término de discusión argentina).

España, ¿radial? (I)

Me propuse hace un tiempo combinar lo que aprendí creando rutas callejeras por Zaragoza con una entrada que escribí sobre la estructura radial de las vías de transporte de España. El problema que me planteo es si tiene sentido que la red de carreteras Española tenga estructura radial habida cuenta de la geometría peninsular bajo ciertas hipótesis, siempre discutibles y mejorables, de partida.

Así que, en primer lugar, cargué los paquetes de R necesarios, un fichero que creé que contenía las capitales de provincia, su latitud, su longitud y la población de las respectivas provincias y fabriqué una red de carreteras muy ineficiente que unía todos los nodos entre sí:

Graficaca en el recibo de la luz (y por imperativo legal, para más inri)

Tras una sobremesa en la que tratamos el ya manido tema de los gráficos de tarta, me hace llegar mi tertuliano Jorge Sobrino una solapilla que le adjunta Iberdrola al recibo de la luz que parece una broma de mal gusto. Es muy parecida a la siguiente:

La gráfica compara el llamado mix de producción eléctrica de la compañía con el nacional en el periodo de referencia. O, al menos, ese parece ser su objetivo. Pero advertirán los más agudos de mis lectores cómo la elección de una gráfica de tartas dificulta la comparación, que es el presunto objetivo de esas manchas de colores con pretensiones cuantitativas. ¿No podían haber preferido, por ejemplo y sin pensar demasiado, barras adyacentes?