Este también buscaba la precisión donde tal vez menos importaba

Esta no va de prensa sino de una reunión de vecinos. Al terminar, hablo con uno de ellos y me cuenta que siempre se había dedicado a la construcción y que en alguna ocasión tocó la estadística. En particular, en el estudio, relevantísimo, que describo a continuación.

En los años 70, como parte de la preparación de las ofertas para construir una incineradora de basura en Madrid, una que se ve que aún existe, le encomendaron la muy estadística tarea de estimar el poder calorífico de la basura de la capital.

Se ve que les mandaban un camión. Y de ese camión tenían que extraer una (varias, supongo) muestras ¡de un gramo! Porque, claro, el calorímetro de precisión no admitía muestras mayores.

¿Cómo se toman muestras representativas de un gramo de la basura de una capital? ¿Por qué no quemar un camión entero en algún horno industrial y yo qué sé? ¿Por qué usar un calorímetro de laboratorio para esa tarea?

— Hombre, ¡es que hay que ser precisos!

Moraleja: la historia no queda en una anecdotilla. Es más actual, mucho más actual, de lo que parece. Años después abundan las circunstancias en que se busca el rigor y la precisión en el lugar equivocado.