Algoritmos y ética circa 1950
Estoy corrigiendo las partes de mi libro que tienen que ver con la teoría del a probabilidad para hacerlas más prácticas para quienes llegan a ese mundo no para aprender una serie de reglas operativas que le sirvan para resolver un examen y pasar a otra cosa sino para su trabajo y su vida. Es decir, para asignar probabilidades a eventos.
Y eso me ha llevado a hojear uno de los libros más famosos en los últimos tiempos dedicados al asunto: Superforecasting. En el que he encontrado una referencia a una discusión del perínclito Meehl que dice:
In 1954, a brilliant psychologist, Paul Meehl wrote a small book that caused a big stir. It reviewed twenty studies showing that well-informed experts predicting outcomes—whether a student would succeed in college or a parolee would be sent back to prison—were not as accurate as simple algorithms that added up objective indicators like ability test scores and records of past conduct. Meehl’s claim upset many experts, but subsequent research—now more than two hundred studies—has shown that in most cases statistical algorithms beat subjective judgment, and in the handful of studies where they don’t, they usually tie. Given that algorithms are quick and cheap, unlike subjective judgment, a tie supports using the algorithm. The point is now indisputable: when you have a well-validated statistical algorithm, use it.
Hace 70 años los algoritmos eran objetivos y las opiniones de los expertos no. Hoy todo se ha dado la vuelta. Etc.