Aristóteles sobre lo probable y lo improbable (y, más concretamente, sobre la frecuencia de eventos muy improbables)
Un pasaje de un libro que no viene a cuento me puso sobre la pista de una cita de Aristóteles (Retórica, Libro II, Cap. 24), que dice así:
[…] también en los retóricos hay un entimema espurio que se basa en lo que es probable pero no en general, sino probable en determinada circunstancia. Pero ésta no será universal, como lo que dice Agatón:
Quizá alguien diría que eso mismo es probable, que a los mortales les ocurren muchas cosas improbables.
Pues también sucede alguna cosa que va contra lo probable, de suerte que es probable también lo que va en contra de lo probable. Y si es así, lo improbable es probable, pero no en general, sino que, igual que ocurre en las discusiones erísticas, donde lo que suscita el engaño es no añadir la mención de la relación, la referencia y el modo, también en este caso que lo que va contra lo probable sea probable no es cierto en general, sino en una determinada circunstancia.
Lo más jugoso de la cita de Aristóteles es, precisamente, la subcita que hace de un tercero, Agatón, que viene a decir una cosa obvia pero que tantas veces se nos escapa: que es muy probable que ocurran cosas improbables.
Se me escapa la interpretación recta y exacta de lo que tuvo a bien argumentar Aristóteles en en ese breve extracto. Sobre el que, además, parece ser, se ha escrito bastante. Ni siquiera estoy seguro de si aprueba o desaprueba la observación de Agatón. Pero hace, sin embargo, lo que debiéramos hacer nosotros siempre: argumentar alrededor de ella.
¿Cuándo? Pues cuando nos encontremos que hay un empate a votos en un referéndum, gane la Premier un equipo sin opciones a priori, tropecemos con un coche con matrícula capicúa o qué sé yo que otro tipo de evento que remueva la aguas del tuiter estadístico.