Oh, no, ¡datastepr!
Hoy no estoy de humor. He tratado de completar mi primer anillo en dos años y ha resultado un total fracaso. Mi bici buena estaba pinchada: me he enterado a un kilómetro de casa. He tenido que salir en otra, una de esas viejas de Decathlon, que no sé bien cómo apareció una vez en mi casa, que pesa un quintal y que cambia de marchas cuando y como quiere.
No solo me he quedado a la mitad del recorrido sino que, además, he podido constatar cómo el paisanaje de Madrid ha descompuesto todas las fuentes que en el proyecto original jalonaban el recorrido. Supongo que con la inestimable ayuda, por omisión, de nuestros munícipes. Aquello, más que un anillo ciclista, parecía Mad Max I.